Nicolás Maduro, autoproclamado presidente de Venezuela, no ha entregado ni una sola acta a los venezolanos, mientras la oposición sí ha hecho su trabajo, como pueden hacer el resto de partidos que acudieron a las elecciones presidenciales del pasado domingo. 120 horas han pasado desde entonces y la represión del régimen se recrudece contra la oposición, liderada por Edmundo González y María Corina Machado, ambos en la clandestinidad y falsamente acusados de asesinato y de liderar un ataque informático desde Macedonia del Norte, respectivamente. Este sábado, la oposición ha llamado a tomar las calles con una masiva protesta en Caracas, la capital venezolana.
En este plazo, desde las 18.00 horas del pasado domingo, hora en el que se cerraron las urnas, el Consejo Nacional Electoral (CNE), presidido por el chavista Elvis Amoroso, realizó el escrutinio sobre el 80% de los votos totales, asegurando que el PSUV de Maduro ganó las elecciones con el 51,2%, frente al 44,2% de los votos de Edmundo González y el 4,6% restante al resto de candidatos, unidos bajo una misma papeleta.
Esta madrugada, el régimen de Maduro, a través del CNE, asegura ahora que Maduro ganó con el 51,95%, mientras que la oposición obtuvo el 43,18%, con el 96,87% escrutado. En este sentido, Maduro habría obtenido 6.408.844 votos, frente a los 5.326.104 de Edmundo González. Pero no se ha mostrado ni una sola acta.
UN DIFERENCIA DE UN MILLÓN DE PERSONAS EN LOS INSCRITOS
Otro dato a tener en cuenta es que el CNE afirma que hubo un total de 21.321.805 electores. No obstante, antes de las elecciones el régimen dio como válidos un total de 21.620.705 inscritos, una diferencia de casi 300.000 votos menos.
Así lo hizo constar en su resolución 240601-046 el pasado 16 de abril de 2024. Según los datos ofrecidos por el CNE, se han contabilizado un total de 20.654.431 votos, el 96,87%. Asimismo, han escrutado un total de 12,386669 millones de votos, el 59,97% del censo, de los que se han validado un total de 12,335884 millones, dejando 50.785 votos nulos, el 0,41% del total.
Pasaban las horas tras el cierre de los colegios, mientras los resultados oficiales se fueron cantando uno a uno por decenas de miles de vídeos, imágenes y testimonios. En la inmensa mayoría había ganado la candidatura de la esperanza y de la libertad, pero no todo iba a ser tan fácil. Días antes, el propio Maduro aseguró que iba a defender el asiento con un «baño de sangre».
El CNE dejó de contar actas, a pesar de que los originales y las copias las tienen los testigos, los operadores y los propios partidos. Un supuesto ataque informático, perpetrado desde Macedonia del Norte, cortó todas las comunicaciones del CNE, cuya página continúa caída desde entonces. Sin publicación de actas y con un escrutinio del 80%, el CNE incumplió toda regla democrática. La propia legislación de Venezuela obliga a la publicación de las actas con un plazo máximo de 48 horas desde las 18.00 horas del domingo. No se ha hecho.
EL CNE SIGUE SIN PUBLICAR LAS ACTAS Y MANTIENE A MADURO COMO VENCEDOR
A pesar del bulo de los 30 días, la propia legislación apunta que el boletín oficial de Venezuela tendrá que publicar al ganador de las elecciones en el país, junto con las actas, pero una vez que haya proclamación. La realidad es que ésta no se ha producido legalmente al no estar escrutado todas las actas ni éstas se han hecho publicas. De hecho, la oposición y la comunidad internacional no las considerará válidas debido al tiempo que ha tardado el régimen en actuar.
La única forma de tener transparencia es mostrando las actas, no firmando una petición para reafirmar una victoria que no se ha producido
Asimismo, ha interpuesto un recurso de amparo ante la Sala Electoral del Tribunal Supremo de Justicia de Venezuela sin definir el motivo exacto, más allá de blindarse en el poder. Será tres jueces los que decidan sobre este escrito: Caryslia Beatriz Rodríguez Rodríguez, Fanny Beatriz Márquez Cordero y Inocencio Antonio Figueroa Arizaleta. Como no podía ser de otra manera, todos los ellos están puestos en el cargo por el dedo de Nicolás Maduro.
Asimismo, ninguno de los jueces del Supremo puede llevar a cabo «activismo político partidista, gremial, sindical o de índole semejante, ni realizar actividades privadas lucrativas incompatibles con su función, ni por sí ni por interpósita persona, ni ejercer ninguna otra función pública a excepción de actividades educativas. Los jueces o las juezas no podrán asociarse entre sí».
LOS JUECES DEL SUPREMO, CONTROLADOS POR MADURO
Inocencio Antonio Figueroa Arizaleta fue nombrado en 2014 y en 2022 fue reelegido de nuevo por otros 12 años más. La Carta Magna de Venezuela estipula que «los magistrados o magistradas del Tribunal Supremo de Justicia serán elegidos o elegidas por un único período de doce años». En el caso de Figueroa Arizaleta se incumplió la norma que jura defender Maduro l permitir que este juez llegue a disponer de 20 años en el tribunal.
Estos tres jueces han llamado a los candidatos presentados a «certificar de manera irrestricta los resultados del proceso electoral del 28-J», como si ya se hubieran contabilizado, publicado y entregado las actas a todos los venezolanos y a la comunidad internacional. Algunos de los candidatos directamente se han mofado de esta petición.
En este sentido, argumentan que no se ha dado a conocer el recurso de Maduro. «¿Lo puso contra su propia proclamación?», se preguntan. Por este motivo, se han negado a firmar la petición del Tribunal, que con su exigencia muestra «una clara connivencia» con el régimen chavista de Maduro.
«La única forma de tener transparencia es mostrando las actas, no firmando una petición para reafirmar una victoria que no se ha producido», destacan. Eso sí, antes de hacer públicas las actas, Maduro ya ha iniciado su cacería indiscriminada contra la oposición, a la que acusa de asesina, corrupta y de golpistas. Tres graves delitos a los que no ha aportado prueba alguna.