El PSOE de Andalucía cambia de opinión como hace la veleta a merced del viento en lo alto de un cortijo. «Es radicalmente falso» que el PSOE haya llegado a un acuerdo para ceder el 100% de los impuestos a Cataluña. «Nunca, en ningún momento, se ha planteado que el PSOE o el Gobierno comparta la cesión del 100% de los tributos ni a esta ni a ninguna otra Comunidad Autónoma», afirmó hace solo diez meses la ministra de Hacienda y número dos del PSOE, la andaluza María Jesús Montero. «No ha habido debate respecto a esta cuestión», insistió.
En este sentido, advirtió de la «dificultad» a la hora de transferir a Cataluña esta competencia, exigida por los socialistas catalanes y las formaciones independentistas desde el Estatuto de Autonomía de 2006. «La propuesta que ha defendido siempre ERC es una suerte de concierto económico para Cataluña. Yo no comparto un concierto económico para Cataluña», afirmó la ministra de Hacienda hace tan solo un mes y medio.
Juan Espadas, líder del PSOE en Andalucía, muestra su tibieza sobre este asunto, que ha suscitado y generado una profunda preocupación entre los ciudadanos de la región, como se ha podido comprobar a la llegada de Montero a un acto a Chiclana. «El dinero para Cataluña, para Andalucía nada», le han espetado.
Todo queda ahora en manos de los 8.700 votos, los militantes de ERC, que darán su veredicto con una fuerte división en las filas republicanas, lideradas por Marta Rovira.
EL PSOE BUSCA UNA ESPAÑA FEDERAL POR LA VÍA RÁPIDA
A pesar de negar el traspaso de esta línea roja para el PSOE, la realidad es que los socialistas votaron favorablemente por emprender el camino de una España federal. Fue hace apenas seis años, en 2019 y con un bloqueo político en ciernes. Por aquellos tiempos, con los líderes separatistas en prisión y esperando la sentencia del Tribunal Supremo por el 1-O. El PSOE votó a favor de cambiar el modelo de Estado y todo empezaría en Cataluña, por el empecinamiento de Miquel Iceta y de Salvador Illa, entonces mano derecha en el PSC.
Los socialistas andan enredados con Cataluña desde el tripartito catalán de 2006, pero más desde el estallido del ‘procés’, con un retroceso brutal en las urnas, hasta el punto de que Ciudadanos llegó a ser la fuerza más votada.
El independentismo radical estaba movilizado, no como ahora por el efecto de la aplicación del 155 y el control de la situación por parte de los agentes de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado.
LA PROPUESTA DE ERC Y JUNTS, ACEPTADA POR EL PSC
Iceta, entonces en la oposición con una Generalitat dominada por ERC y Junts, trató de apaciguar al independentismo con pactos, como ha hecho hasta ahora, pero sin lograr ningún avance. Lo único cosechado es que el tigre se ha hecho cada vez más grande. En su afán de tratar de contentar a los separatistas, los socialistas catalanes hacían suyo los giros del separatismo con el fin de fagocitar a la parte socialista de ERC y agradar a las élites empresariales, especialmente al Grupo Godó, hasta conseguir metérselo en el bolsillo.
Pero aún así, los socialistas no lograban despegarse de los separatistas en las urnas. Con tantos guiños al independentismo se comenzaron a sellar acuerdos, como en 2019, 2020, 2021 y 2023, tras las elecciones generales del 23-J. En 2024, más de lo mismo, con la cesión de todos los tributos a Cataluña, rompiendo la caja única de la Seguridad Social y los principios de solidaridad e igualdad.
En 2019, los barones del PSOE trataron de anular la pretensión de Iceta de apostar por un estado federal para España. El malestar se mostró verbalmente, hasta el punto de aceptarse en Ferraz. Era un mención expresa al autogobierno, a imagen y semejanza del País Vasco, un cupo en el que los españoles abonan servicios públicos a la CC AA para esperar después migajas.
CRÍTICAS AL PSOE DESDE PODEMOS POR LA INSOLIDARIDAD
En Cataluña, las críticas van desde Podemos hasta Vox, al ser una medida que solo beneficia a unos en detrimento de otros, el resto de España, a pesar de que Pedro Sánchez asegure que estamos ante un magnífico acuerdo para el conjunto del país. Si así fuera, ¿por qué no se ha ofrecido lo mismo a todas las CC AA?
En aquellas elecciones del 10-N, Pedro Sánchez tomó la decisión de romper cualquier acuerdo con Ciudadanos, mientras aceptó formar Gobierno con Podemos. También hubo críticas de los barones, pero todos y cada uno de ellos han aceptado estas nuevas reglas del juego, como pasó después con la amnistía, la legitimación de Bildu, la de Junts, los pactos con ERC, los cambios en la malversación y la sedición, los indultos y otros cambios de opinión.
Pese al malestar público, los García-Page, Lambán y los críticos con las medidas de Pedro Sánchez han aceptado todas y cada una de las líneas rojas. Ninguno de ellos ha dejado el cargo, ni el partido, sino justo lo contrario, permitiendo a sus propios diputados mantener la disciplina de voto de Ferraz. Todo un culto al líder, aunque parezca una pelea al más puro estilo Pimpinela.
GARCÍA-PAGE Y SU PAPEL DE PIMPINELA EN EL PSOE
De hecho, la mayoría de federaciones socialistas se han mostrado a favor de este nuevo privilegio para Cataluña, que recaudará cerca de 26.000 millones más al año. Solo cinco han mostrado sus reticencias, mientras tímidamente piden la convocatoria del Consejo de Política Federal para recibir información de primera mano.
El preacuerdo deben ratificarlo las bases de ERC, mientras el PSOE esta vez no ha consultado a la militancia, como sí ha hecho en otras ocasiones y pactos electorales. Mientras tanto, el PSOE de Andalucía se mantiene firme y leal al presidente del Gobierno, mientras las voces críticas son objeto de burla y befa.