ERC aprieta ante la intención de Carles Puigdemont de regresar a Cataluña y levantar el ánimo entre los independentistas. Las negociaciones para investir a Salvador Illa como presidente de la Generalitat presentan un obstáculo casi insalvable y con consecuencias para las arcas públicas de toda España: la recaudación y gestión del IRPF. Los republicanos exigen al PSC y al PSOE el control de los impuestos generados en Cataluña, desde el IVA, hasta Sociedades, pasando por el Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF).
En concreto, Cataluña recauda un total de 21.200 millones de euros en concepto de IRPF, el 20% del total en España, y Marta Rovira, líder interina y recién llegada desde Suiza, se niega en rotundo hacer presidente de la Generalitat al candidato del PSC si antes no logra un acuerdo con el que convencer a las bases para que se olviden del «españolista» y «defensor del 155», como definen a Salvador Illa.
LA COMPLEJA NEGOCIACIÓN DE ERC CON EL PSOE
«Queremos la caja y la llave de la caja», apuntan los republicanos, quienes no ocultan su propia guerra interna, con ventilador incluido al airear trapos sucios realizados en campañas electorales, como el muñeco colgado en un puente de Molins de Rei, que simulaba a Oriol Junqueras, y los carteles contra Pasqual Maragall, donde se mofaban que tenía Alzheimer. Cabe recordar que Ernest Maragall, su hermano era entonces concejal y líder de ERC en Barcelona, donde aparecieron dichos carteles.
Los socialistas de Salvador Illa buscan un pacto fiscal, una financiación singular para Cataluña, pero son conscientes de las enormes dificultades que tendrá el PSOE para explicar a sus votantes de fuera de Cataluña esta postura. De hecho, las voces de Andalucía, Extremadura, Madrid, Aragón y Valencia se oponen en rotundo a dar más privilegios a Cataluña dado que si se quedaran sin su aportación tendrían muy complicado poder sufragar gastos.
EL IRPF, LA EXCUSA DE ERC PARA EVITAR LA INVESTIDURA DE ILLA
Cataluña es la tercera Comunidad Autónoma que más dinero aporta al sistema, pero la décima en recibir estos recursos. Madrid, en cambio, es la primera y de las últimas, respectivamente, por detrás de Cataluña. El agravio no solo sería hacia los territorios y sus gestiones, sino también contra los ciudadanos. La medida podría ser recurrida incluso ante el TJUE al vulnerar derechos fundamentales, como el de igualdad.
En caso de aceptar esta exigencia de ERC, el PSOE de Pedro Sánchez tendría que diseñar un nuevo sistema para financiar las pensiones, dado que Cataluña solo devolvería una parte, a imagen y semejanza del cupo vasco, una región que ostenta dos millones de contribuyentes, pero con sus propios privilegios recogidos en la Constitución.
Cabe recordar que Cataluña votó en contra de conceder este estatus a sus arcas públicas. No obstante, los catalanistas siempre han invocado a los «infames» decretos de Nova Planta, de 1707, para poder tener sus propios recursos. Esas normas se aprobaron y supusieron el fin de los fueros e instituciones, relegando así a la Generalitat a una institución inservible.
ERC TIEMBLA ANTE EL EMPUJE DE PUIGDEMONT
ERC tiene que lidiar, además, con unas bases contrarias al pacto con los socialistas. Los republicanos son conscientes de que un paso en falso y un buen ataque de Puigdemont podría dejarles en una posición delicada en caso de una repetición de elecciones, pero al mismo tiempo apuntan que si lograran hacer a Illa presidente tendrían cuatro años más para hacer su reconstrucción interna, más después de la «limpia» y la sucesión de dimisiones producida por su guerra interna. Aragonès abandonaría el liderazgo, mientras Rovira tendría la oportunidad de ser la primera mujer presidenta de la Generalitat.
Asimismo, delegar la recaudación y gestión del IRPF no es tarea fácil, como lo es el traspaso de líneas de Cercanías. Hay que montar un sistema y dotarlo con recursos humanos y técnicos para que los ciudadanos puedan realizar la declaración sin que haya inspecciones paralelas por errores de la Agencia Tributaria catalana. Además, está por ver las fechas concretas para realizar este trasvase de datos altamente sensibles, ya que permitirá a la Generalitat controlar los impuestos que se pagan en la CC AA.
Como en toda buena negociación con el PSOE, ERC exige una serie de garantías para el cumplimiento, pero el Gobierno solo ofrece largas, inconcreción y falta de entendimiento en la materia. Eso sí, el acuerdo debe ser después ratificado y los militantes de ERC no están por la labor de saltarse la letra pequeña. Los republicanos llegaron incluso a señalar que se podría prescindir de la militancia en esta votación, pero una parte importante se niega a aceptarlo.
