Las Fiestas de la Virgen Blanca son una celebración de gran importancia en la ciudad de Vitoria-Gasteiz, capital de la provincia de Álava en el País Vasco. Estas jornadas festivas están profundamente enraizadas en la historia y la identidad de la ciudad, remontándose a su fundación en el año 1181. La Virgen Blanca es concebida por los vitoriano s como un símbolo maternal de protección y guía, acompañándolos en sus alegrías y dificultades a lo largo de los siglos.
El Obispo de Vitoria, Juan Carlos Elizalde, en su tradicional mensaje previo a las fiestas, hace un llamamiento a toda la ciudadanía para que celebren estos días como un «tiempo de encuentro, de celebración y de profunda devoción a nuestra amada Virgen Blanca». Estas jornadas son una oportunidad única para renovar la identidad cristiana de la ciudad, profundizando en los valores fundacionales que la definen.
LAS RAÍCES HISTÓRICAS DE LA VIRGEN BLANCA
La Virgen Blanca está ligada a Vitoria desde su fundación en el año 1181, convirtiéndose en el símbolo maternal de protección y guía para los habitantes de la ciudad. A lo largo de los siglos, los vitorianos han concebido a la Virgen Blanca como una figura de gran devoción y consuelo, acompañándolos en sus alegrías y dificultades.
El Obispo Elizalde resalta que estas fiestas son una oportunidad para renovar la identidad cristiana de Vitoria-Gasteiz, profundizando en los valores fundacionales que la definen. Las celebraciones en torno a la Virgen Blanca son una gran manifestación pública de la fe y devoción de los ciudadanos, uniendo a la comunidad en torno a su patrona.
LLAMAMIENTO A LA PARTICIPACIÓN Y EL RESPETO
En su mensaje, el Obispo hace un llamamiento a todos los ciudadanos para que participen en los diferentes actos religiosos que se llevarán a cabo durante las fiestas, destacando momentos clave como las Solemnes Vísperas, la Procesión de los Faroles, el Rosario de la Aurora y la Solemne Misa Pontifical.
Además, Elizalde apela a la moderación, alejada de excesos, y al respeto a todas las edades y situaciones, para que nadie quede excluido de la alegría de estas jornadas. Resalta que «todas las culturas, todas las procedencias, todos los credos y todas las sensibilidades que forman parte de esta gran ciudad han de aprovechar el momento para unirse en torno a las fiestas de la Virgen Blanca».
LA IGLESIA CERCA DE LOS MÁS NECESITADOS
El Obispo de Vitoria no olvida a los más vulnerables en su mensaje, recordando que «los más pobres, ancianos, enfermos y migrantes en situación irregular» también deben ser partícipes de estas fiestas, ya que «de ellos, aún sin ganas ni fuerzas, también son sus fiestas y ellos también tienen una Madre en Santa María la Blanca». En este sentido, la Iglesia estará cerca de ellos durante estos días de celebración.
La hospitalidad y el civismo son valores fundamentales que deben caracterizar a los vitorianos durante las fiestas, ya que «recibiremos a muchos visitantes de fuera» y estas jornadas deben ser un reflejo de «una ciudadanía madura que sabe celebrar las fiestas de su Virgen Blanca con orgullo y respeto».
En definitiva, las Fiestas de la Virgen Blanca en Vitoria-Gasteiz son una celebración que trasciende lo meramente festivo, convirtiéndose en una expresión fuerte y firme de la fe de los ciudadanos, enraizada en las raíces históricas y devocionales de la ciudad. Un momento de encuentro, alegría y manifestación pública de la unidad de una comunidad que se siente orgullosa de su patrona y protectora.