Imanol Pradales se ha estrenado como lehendakari marcando distancias con su antecesor, Iñigo Urkullu, que durante su última década como presidente vasco se negó a recibir al sindicato ELA, el primero de Euskadi con 90.000 afiliados.
«El contrapoder es imprescindible en una sociedad e Iñigo Urkullu sabe que el único contrapoder de este país (Euskadi) es el sindical y el social», aseguraba hace unos meses el líder sindical Mitxel Lakuntza.
Sus reivindicaciones molestaban a Urkullu (que denunció la paralización de la actividad industrial en el País Vasco por las numerosas reivindicaciones de ELA), al presidente del PNV Andoni Ortuzar (que aseguró que pese a sus discrepancias no rompería el carnet del sindicato ligado en sus orígenes al partido) o incluso a EH Bildu (que ve como la central le pelea el puesto como principal azote del Gobierno Vasco).
LA REUNIÓN
ELA ha aplaudido la decisión de Pradales de recibir a Mitxel Lakuntza (secretario general de ELA) y a Amaia Muñoa (secretaria general adjunta) en el palacio presidencial de Ajuria Enea y asegura que el encuentro «supone una recuperación de la necesaria interlocución entre el primer sindicato del país y el lehendakari».
Pese al acercamiento, fuentes del sindicato señalan a MONCLOA.com que la desconfianza de ELA hacia el PNV sigue siendo grande y explican que sus relaciones futuras estarán marcadas por el cumplimiento del Gobierno Vasco del documento con medidas concretas sobre 15 áreas de acción del Gobierno que le presentaron a Pradales en la reunión y «que permitirán medir la voluntad de cambio del ejecutivo de Vitoria».
ELA asegura que considera «positiva la disposición al diálogo de Pradales», pero le recuerda que lo realmente determinante son las decisiones y las medidas que el gobierno debe adoptar. En ese sentido, Lakuntza y Muñoa han mostrado su preocupación por el acuerdo de gobierno entre PSE y PNV, que según ambos «carece de medidas concretas que muestren una voluntad real de cambio en las principales líneas de actuación de anteriores ejecutivos».
Los sindicalistas manifestaron su disconformidad «con la principal decisión que el ejecutivo ha tomado hasta ahora: la directriz presupuestaria para el próximo año que apuesta por el déficit cero, en una clara dirección continuista».
REFORMA FISCAL PENDIENTE
Asimismo, los dirigentes de ELA comprometieron al lehendakari al preguntarle qué tipo de cambios va a adoptar sin una reforma fiscal de calado y sin aumentar significativamente los presupuestos. «El deterioro al que han sido sometidos el conjunto de los servicios públicos necesita de un compromiso de aumento presupuestario», opina ELA.
El sindicato cree que es necesario «realizar una transformación social y política para atender las necesidades de la ciudadanía y reducir la creciente desigualdad económica en la sociedad vasca». En concreto, ELA reclama otra política fiscal que provea de ingresos suficientes para invertir en la mejora de servicios públicos como el sistema de Salud (Osakidetza), los cuidados y la educación.
ADVERTENCIA
ELA trasladó también al lehendakari que en la medida en que persistan los problemas derivados de la falta de una política social (deterioro de los servicios públicos, proceso de empobrecimiento, dificultad de acceder a una vivienda, precariedad laboral…), «el sindicato va a continuar apostando por la organización de la clase trabajadora y la movilización».
Asimismo, le recordaron que ante la negativa de la patronal vasca a aceptar mejoras básicas como el incremento del IPC o el fin de la brecha salarial, las huelgas han permitido lograr más y mejores convenios. Por ello, «la mejor manera para reducir la conflictividad laboral es un cambio de postura por parte de la patronal, para que afronte la negociación de los convenios desde la aceptación del reparto de unos beneficios que los últimos años han superado todos los récords», afirman.