La Santa Sede, como voz moral y ética en el ámbito internacional, ha expresado su profunda preocupación por el creciente gasto militar en el sector nuclear y los riesgos que conllevan las nuevas tecnologías. En un momento en el que los conflictos armados, como la guerra en Ucrania, siguen siendo una realidad, la búsqueda incesante del diálogo y la reducción del arsenal nuclear se vuelven imperativos.
El Arzobispo Ettore Balestrero, Observador Permanente de la Santa Sede ante la ONU y otras Organizaciones Internacionales en Ginebra, ha hecho hincapié en la inmoralidad de la producción y posesión de armas nucleares. Según el Arzobispo, estos arsenales nucleares, como instrumentos de estrategia militar, tienen una disposición activa al uso que representa un multiplicador de riesgos que solo da una ilusión de paz.
La Santa Sede Aboga por el Desarme Nuclear
La no proliferación y el desarme, además de ser obligaciones legales, son responsabilidades éticas hacia todos los miembros de la familia humana. Ante las tensiones reinantes y las catastróficas consecuencias humanitarias que se derivarían del uso de armas nucleares, urge reanudar un diálogo sincero para establecer limitaciones vinculantes.
El Arzobispo Balestrero ha recordado que el Papa Francisco reiteró la inmoralidad de la producción y posesión de armas nucleares en su discurso al cuerpo diplomático acreditado ante la Santa Sede a principios de este año. Esta posición firme del Vaticano refleja su compromiso con la cultura de la vida y la paz, en contraposición a la cultura de la muerte que representan las armas de destrucción masiva.
Propuesta de un Fondo Mundial para Erradicar el Hambre
La Santa Sede lleva tiempo impulsando la propuesta de establecer un fondo mundial, financiado con una parte del dinero que de otro modo se destinaría a armamento y otros gastos militares, para erradicar el hambre y promover el desarrollo en los países más empobrecidos. Esta iniciativa busca contribuir a la realización de una cultura de la vida y la paz, en lugar de alimentar los conflictos y la carrera armamentista.
Esta propuesta del Vaticano refleja su visión holística de la seguridad, que va más allá de la mera acumulación de arsenales nucleares. Más bien, la Santa Sede aboga por una seguridad integral que se fundamente en el diálogo, la cooperación y la solidaridad internacional, con el objetivo de construir un mundo más justo, pacífico y sostenible para todos los miembros de la familia humana.