Aprende a hacer mermelada de tomate, un acompañante perfecto para cualquier plato

La mermelada de tomate es una delicia que puede convertir cualquier plato en algo extraordinario con su sabor dulce y ligeramente ácido. Es perfecta para acompañar desde quesos hasta carnes, lo que la convierta en una opción versátil que no puede faltar en tu despensa.

Aprender a hacer mermelada de tomate es más fácil de lo que crees y aquí te vamos a enseñar cómo, para que obtenga un resultado simplemente espectacular.

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Este es el proceso que debes seguir para obtener una deliciosa mermelada de tomate

Comienza lavando bien un kilo de tomates. Hazles un pequeño corte en forma de cruz en la base y escáldalos en agua hirviendo durante un par de minutos. Esto te ayudará a pelarlos fácilmente. Una vez pelados, córtalos en trozos pequeños y retira las semillas para obtener una mermelada de tomate más fina.

En una cacerola grande, coloca los tomates troceados junto con 500 gramos de azúcar y el jugo de un limón. El limón no solo aporta un toque de acidez que equilibra el dulzor, sino que también actúa como conservante natural. Si te gusta experimentar con sabores, añade una rama de canela para darle un aroma especial a tu mermelada de tomate.

Cocina la mezcla a fuego medio, removiendo de vez en cuando para evitar que se pegue al fondo de la cacerola. A medida que los tomates se cocinan, comenzarán a descomponerse y a soltar su jugo, formando una mezcla espesa. Este proceso puede llevar alrededor de 45 minutos, pero vale la pena la espera para conseguir una mermelada de tomate de consistencia perfecta.

Sabrás que la mermelada de tomate está lista cuando adquiera una textura espesa y pegajosa. Para comprobarlo, puedes hacer la prueba del plato frío: coloca una pequeña cantidad de mermelada en un plato y deja que se enfríe. Si al pasar el dedo a través de la mermelada esta se arruga ligeramente y no se une rápidamente, está en su punto.

Retira la rama de canela si la has utilizado y vierte la mermelada de tomate caliente en frascos esterilizados. Cierra bien los frascos y colócalos boca abajo hasta que se enfríen. Este método ayudará a crear un vacío que conservará la mermelada por más tiempo.