Rusia condena a la periodista Masha Gessen a ocho años de cárcel tras denunciar la masacre de Bucha

La periodista ruso-estadounidense Masha Gessen, conocida por su postura crítica hacia el presidente de Rusia, Vladimir Putin, fue condenada en ausencia a ocho años de prisión.

La sentencia fue dictada el lunes, acusándola de realizar declaraciones falsas sobre el ejército ruso, según informó el canal de Telegram de los tribunales de Moscú.

Rusia condena a la periodista Masha Gessen a ocho años de cárcel tras denunciar la masacre de Bucha

Esta condena se enmarca en una campaña de represión a gran escala por parte del Kremlin contra los opositores, especialmente aquellos que critican la intervención militar rusa en Ucrania.

Gessen, quien ha escrito para numerosos medios estadounidenses y rusos y es una activista por los derechos LGTB+, ha sido una voz prominente en contra del gobierno ruso durante años.

Las acciones legales contra Gessen comenzaron a finales de 2023, centradas en sus declaraciones sobre la masacre de Bucha, una ciudad cercana a Kiev, Ucrania.

El ejército ruso ha sido acusado de matar a cientos de civiles durante su retirada de la región en la primavera de 2022, acusaciones que Moscú niega rotundamente pese a los numerosos testimonios e investigaciones que implican a los militares rusos.

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Ciudadanos encarcelados en Rusia

Desde hace dos años, varios ciudadanos rusos han sido encarcelados por denunciar esta masacre. En abril de 2024, el periodista Serguéi Mingazov, de la edición rusa del medio Forbes, fue arrestado por publicar información sobre estos eventos.

La sentencia contra Gessen subraya el creciente autoritarismo en Rusia y la intensificación de la represión contra periodistas y activistas que critican al régimen.

La comunidad internacional ha condenado estas acciones, resaltando la peligrosa situación para la libertad de expresión y los derechos humanos en el país.

Gessen, quien actualmente reside en el extranjero, ha continuado su trabajo periodístico y activista, desafiando las medidas del Kremlin y atrayendo la atención global sobre las violaciones de derechos humanos cometidas por el gobierno ruso.

Su condena a ocho años de prisión refleja la severidad con la que el Kremlin está dispuesto a silenciar a sus críticos, independientemente de su ubicación o ciudadanía.