Los expertos defienden incentivos en redes eléctricas por aumento de inversiones y costes

La transición energética hacia un sistema sostenible y descarbonizado es uno de los mayores desafíos a los que se enfrentan los países en la actualidad. En este contexto, la digitalización de las redes eléctricas de distribución se ha convertido en un elemento clave para lograr una transición eficiente. Expertos del sector han destacado la necesidad de contar con un esquema adecuado de retribución de las actividades de distribución y transporte de electricidad, que permita impulsar los avances en este ámbito.

El estudio «La digitalización de las redes eléctricas de distribución: Indicadores e inversiones», elaborado por el Instituto de Investigación Tecnológica de la Universidad Pontificia Comillas y publicado por Fundación Naturgy, analiza los retos y las inversiones necesarias para lograr una digitalización efectiva de las redes de distribución. El documento revela que, durante la transición energética, se espera un incremento de las inversiones y de los costes operativos de los gestores de redes de distribución, por lo que las metodologías de remuneración deben adaptarse a estos nuevos desafíos.

La Necesidad de Adaptar los Esquemas Retributivos

INCENTIVOS PARA LA INNOVACIÓN Y LA FLEXIBILIDAD

Según el estudio, las metodologías de remuneración deben «proveer incentivos, según el reglamento europeo, para la innovación, en interés del consumidor, en ámbitos como la digitalización, los servicios de flexibilidad y las interconexiones«. La directiva europea también apunta la necesidad de adaptar los esquemas retributivos de los gestores de redes en los países de la Unión Europea a los nuevos desafíos de la transición energética, remarcando la necesidad de incentivar las soluciones de flexibilidad, como puede ser el uso de la demanda flexible, para retrasar los refuerzos de red cuando ello resulte ser la alternativa más eficiente.

Esto es de especial importancia dadas las previsiones de grandes inversiones necesarias durante los próximos años para lograr una transición energética exitosa. Los expertos señalan que la conectividad es «uno de los pilares de la digitalización de las redes de distribución», ya que permite la recopilación de datos y el envío de órdenes a los actuadores, lo que posibilita una operación activa de la red, una de las características principales de las «smart grids».

MEJORAR LA INTEROPERABILIDAD

Otro de los grandes desafíos a los que se enfrenta el sector de la distribución eléctrica es mejorar e incrementar la interoperabilidad, ya que la operación de la red exige cada vez más coordinación y comunicaciones con el operador del sistema de transporte, el del mercado eléctrico, otras empresas distribuidoras y los usuarios conectados a la red.

Además, el estudio plantea cuestiones clave como cuál es el nivel óptimo de digitalización de las redes de distribución o si están siendo digitalizadas de manera eficiente. Para dar respuesta a estas preguntas, los autores proponen la definición y homogeneización de indicadores de digitalización e indicadores de integración de recursos energéticos distribuidos, que permitan medir el estado actual de la digitalización y su impacto en la calidad del suministro.

DIGITALIZACIÓN SELECTIVA Y ESTRATÉGICA

Los expertos participantes en el coloquio posterior a la presentación del informe coincidieron en que digitalizar toda la infraestructura de red eléctrica es imposible, por lo que es necesario identificar dónde, cómo y con qué tecnología realizar las actuaciones precisas. Un buen ejemplo de ello es el caso de UFD, la distribuidora de electricidad de Grupo Naturgy, que ha logrado reducir el tiempo de interrupción (TIEPI) del servicio a 30 minutos, frente a la media nacional de 52, sin necesidad de digitalizar ni sensorizar toda la red, «solo detectando en qué parte es necesario poner más foco».

Por otra parte, se destacó el papel clave que puede desempeñar el almacenamiento en la transición energética, ya que puede aportar estabilidad al sistema y garantizar la seguridad de suministro. Sin embargo, sin la digitalización necesaria que permita la recogida de información y la gestión de estos recursos, el almacenamiento sería «más ineficiente de lo que podría ser».

En conclusión, la digitalización de las redes eléctricas de distribución se presenta como un elemento fundamental para lograr una transición energética eficiente, pero requiere de un esquema retributivo adecuado que incentive la innovación y la flexibilidad, así como de una digitalización estratégica y selectiva que permita maximizar el impacto de las inversiones.