La receta de bechamel más fácil: solo necesitas 3 ingredientes

La bechamel es una de las salsas más versátiles y apreciadas en la cocina, conocida por su suavidad y su capacidad para enriquecer diversos platos. Para preparar una bechamel perfecta, solo necesitas tres ingredientes básicos: mantequilla, harina de trigo y leche entera. Aunque existen muchas variantes, la receta clásica y más sencilla requiere de 50 g de mantequilla, 50 g de harina y 600 ml de leche. Además, un toque de sal y nuez moscada molida le añade ese sabor característico.

Para comenzar a prepararla, lo primero que hay que hacer es poner una sartén al fuego y añadir los 50 g de mantequilla. Una vez que la mantequilla se ha derretido, se agrega la misma cantidad de harina, removiendo constantemente hasta formar una pasta conocida como roux. Esta mezcla es la base de la bechamel y permite que la salsa tenga una consistencia suave y homogénea. Si se desea que sea más espesa o más ligera, se puede ajustar la proporción de leche y el tiempo de cocción.

Preparación de la bechamel

Preparación de la bechamel

A continuación, se va añadiendo la leche poco a poco sin dejar de remover para evitar que se formen grumos. Es recomendable cambiar la cuchara de palo por unas varillas en este punto, ya que facilita la tarea. Añadir la leche gradualmente, preferiblemente caliente, y asegurarse de que cada adición se absorba completamente antes de añadir más, es crucial para obtener una bechamel sin grumos. Este proceso de remover continuamente y con paciencia es la clave para una salsa bechamel perfecta.

Una vez que toda la leche ha sido incorporada, es momento de sazonarla. Se debe probar y añadir sal al gusto y un pellizco de nuez moscada molida, que le da ese toque distintivo. Si se prefiere más espesa, se puede dejar que el líquido se evapore un poco más durante la cocción, permitiendo que la salsa se reduzca y adquiera una consistencia más densa. Si a pesar de todo, aparecen grumos en la bechamel, no hay que desesperar. Simplemente se tritura la salsa y se retorna a la sartén para continuar con la cocción. Así, la bechamel recuperará su textura suave y sin grumos.

Con qué platos utilizar esta salsa

Con qué platos utilizar esta salsa

Finalmente, esta salsa es indispensable en la elaboración de platos tan clásicos como la lasaña, donde actúa como capa entre las láminas de pasta, combinándose con la carne, el tomate y el queso para crear un plato reconfortante y sabroso. Además, la bechamel es fundamental en recetas como la mousaka griega, un plato similar a la lasaña pero con capas de berenjena en lugar de pasta, que se gratina al horno hasta obtener una cobertura dorada y crujiente.

También es ideal para verduras y gratinarlas, aportando un extra de cremosidad y sabor. Las coliflores o los brócolis con bechamel son opciones populares, donde la salsa cubre las verduras antes de gratinarlas hasta que se doran. Además, esta salsa es perfecta para rellenos y aperitivos, como los canelones de carne o espinacas, y las famosas croquetas, que requieren una bechamel espesa para mantener su forma y obtener un interior cremoso tras la fritura. Incluso se puede innovar en platos menos convencionales, como la preparación de huevos a la bechamel, una opción deliciosa y diferente para el brunch o la cena.