El nuevo primer ministro británico, Keir Starmer, realizó su primer viaje oficial a Irlanda del Norte este lunes. Fue recibido con calidez tanto por republicanos como por unionistas, en un contexto donde las expectativas son altas tras las tensiones del Brexit.
En su visita a Stormont, la sede de las instituciones de Irlanda del Norte, Starmer se reunió con la ministra principal, Michelle O’Neill (Sinn Fein), y la viceministra, Emma Little-Pengelly (DUP), además de otros líderes de estos partidos. Ambas facciones, que gobiernan conjuntamente bajo el Acuerdo de Viernes Santo de 1998, buscan que el nuevo primer ministro aporte estabilidad y facilite las relaciones con Dublín.
Mary Lou McDonald, líder del Sinn Fein, expresó su satisfacción por el retorno del partido que facilitó el Acuerdo de Viernes Santo al gobierno. «Queremos que este gobierno británico se comprometa con el cumplimiento de ese acuerdo», afirmó McDonald.
Declaraciones de Starmer
Starmer, en su tercer día en el cargo, destacó que su visita subraya la importancia que su gobierno otorga a Irlanda del Norte y a la necesidad de reiniciar las relaciones de manera colaborativa. «Mi gobierno tiene un mandato para el cambio y la estabilidad en Irlanda del Norte», subrayó el primer ministro.
En las recientes elecciones británicas, el Sinn Fein mantuvo sus siete diputados, consolidándose como el partido con mayor representación norirlandesa en el Parlamento. El DUP, por su parte, perdió tres de los ocho escaños que tenía. Este resultado fortalece al Sinn Fein en su demanda de un referéndum sobre la unidad irlandesa, aunque los analistas indican que el equilibrio de poder entre unionistas y nacionalistas no ha cambiado sustancialmente.
Expectativas
Gavin Robinson, líder del DUP, describió su encuentro con Starmer como «productivo», resaltando la necesidad de que Londres aborde las relaciones con Irlanda del Norte. Existe la esperanza entre los unionistas de que Starmer pueda facilitar un mayor alineamiento con la Unión Europea en temas comerciales, mitigando así el impacto del Brexit.
Una de las promesas específicas del programa laborista es la derogación de la «Legacy Act», una controvertida ley que ha sido impugnada por Dublín ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos. Esta ley, que otorga amnistía sobre delitos no resueltos de la era de los disturbios, ha detenido investigaciones sobre crímenes en los que participaron fuerzas de seguridad británicas.
La visita de Starmer marca un inicio prometedor en su mandato, con un enfoque en la reconciliación y el compromiso con Irlanda del Norte.
