La reina Sofía, conocida por su defensa de los animales, tiene una relación compleja y tumultuosa con su esposo, el rey emérito Juan Carlos. Esta relación puede describirse como un calvario soportado en nombre de la corona. No hay amor, respeto ni simpatía entre ellos. Sofía y Juan Carlos representan valores opuestos y mutuamente detestables. Esta dinámica no inspira compasión hacia ninguno de los dos; su sufrimiento es visto como una consecuencia natural de sus acciones.
3Juan Carlos I estuvo en el ojo del huracán debido a su pasión por la caza en varias ocasiones durante su reinado
La caza ha sido una parte significativa de la vida de Juan Carlos, quien, desde sus días bajo la tutela de Franco, ha participado en cacerías y corridas. Aunque Sofía lo acompañaba de mala gana en esas actividades, lo hacía convencida de que era un sacrificio necesario para el bien de la monarquía. Con el tiempo, las cacerías dejaron de ser un lugar cómodo para ella, lo que permitió a Juan Carlos continuar con su infame reputación de infidelidades.
Uno de los episodios más notorios fue en Botsuana, donde Juan Carlos, acompañado por su amante Corinna Larsen, mató a un elefante, un acto que se convirtió en símbolo de su caída. Este evento no solo horrorizó a Sofía por su crueldad sino que también marcó el inicio del declive del rey emérito. A pesar de todos estos incidentes, Sofía ha elegido no divorciarse, manteniendo un compromiso con la institución y la familia real.
La relación entre Juan Carlos y Sofía está marcada por una profunda discordia, con Sofía dedicándose a causas nobles como la protección de los animales, mientras su esposo sigue envuelto en controversias y comportamientos cuestionables.
