El Nuevo Frente Popular (NFP) de Francia presentó su plataforma económica, enfocada en una «redistribución de la riqueza» mediante la reintroducción del Impuesto de Solidaridad a la Fortuna (ISF) y un nuevo gravamen a los superbeneficios corporativos.
El senador socialista Alexandre Ouizille lideró la conferencia de prensa donde anunció estas medidas, destacando que el ISF incluirá un componente climático destinado a recaudar 15.000 millones de euros.
Esta medida, abolida por el presidente Emmanuel Macron en 2017 para atraer inversiones, se complementará con un impuesto sobre los beneficios excesivos de las empresas, proyectado también para generar otros 15.000 millones de euros en ingresos.
El NFP planea destinar los 30.000 millones de euros recaudados a la derogación de la reforma de pensiones impopular de Macron, aumentar las ayudas sociales en vivienda y elevar los salarios de los funcionarios públicos, entre otras iniciativas sociales.
Sin embargo, la propuesta del NFP ha sido recibida con escepticismo y críticas por parte de sus rivales políticos.
1Críticas en Francia
La alianza centrista Juntos por la República, liderada por Macron, ha expresado preocupaciones sobre el impacto fiscal y presupuestario de estas medidas en la economía francesa, particularmente en un contexto de recuperación post pandemia y de inflación causada por la guerra en Ucrania.
Las elecciones legislativas anticipadas, convocadas tras la victoria de la extrema derecha en los comicios europeos, están programadas para finales de junio y principios de julio. Las encuestas muestran a la extrema derecha liderando, seguida por el NFP y la coalición de Macron, en un escenario político donde la economía y el gasto público son temas centrales de debate y preocupación.
