El verano de 2020 fue muy movido dentro de la Universidad Complutense de Madrid (UCM). En plenas restricciones, el rector de la universidad más grande de España, Joaquín Goyache Goñi, llevaba un año en el cargo, pero no tuvo problema para impulsar la cátedra extraordinaria de Transformación Social Competitiva (TSC) en un acto organizado por el propio centro universitario junto a la Fundación La Caixa, Pimec y Reale Seguros.
En ese evento se puso de manifiesto que Begoña Gómez dirigía el cotarro, hablando en primera persona del plural, un pacto que se materializó un mes y una semana después con la firma del convenio y del acta, en una reunión a la que fue invitada la esposa del presidente del Gobierno. Fue el 23 de septiembre cuando se anunció la creación de esa cátedra. Todo estaba más que hecho entonces. No obstante, Begoña Gómez se cuidó y mucho a la hora de hablar sobre esa cátedra al evitar nombrarse como directora de esos estudios, que fueron oficiales el 30 de octubre.
Al hablar como «nosotros», la Complutense quedó entre la espada y la pared a la hora de escoger a la persona encargada para la dirección de la cátedra extraordinaria. Por un lado, ese nombramiento correría a cargo de una comisión mixta de seguimiento, formada por Reale Seguros, la Fundación La Caixa y el entonces vicerrector, Juan Carlos Doadrio. Según la versión del rector de la universidad, fue la comisión mixta la encargada de escoger a la esposa de Pedro Sánchez, pero esta versión fue desmentida por el propio vicerrector al asegurar que Goyache Goñi le instó a nombrarla.
EL I CONGRESO Y HABLAR EN PLURAL
En el propio I Congreso de Transformación Social Competitiva, presentado por Jesús Calleja, se puso de manifiesto la buena sintonía entre el rector de la UCM y Begoña Gómez, que se deshizo en elogios hacia Goyache Goñi por su apoyo expreso a la creación de una cátedra, cuyo logo ya tenía en una camiseta la propia directora, imputada por tráfico de influencias y corrupción en los negocios.
La elección de Begoña Gómez fue a dedo, sin aportar la documentación necesaria, como la titulación. No hubo justificación alguna y la firma de la comisión mixta fue un mero trámite, un formalismo dado que Begoña Gómez no tuvo rival a pesar de no trabajar directamente para la Universidad Complutense de Madrid. De hecho, las propias normas de la universidad más importante de España exigen que la dirección de una cátedra extraordinaria sea para personas directamente vinculadas, no para colaboradores, como lo era Begoña Gómez al ser codirectora de estudios de Formación continua de Técnico de Fundraising, unos estudios especializados para captar fondos.
Esos estudios comenzaron en el curso 2012/2013. Era la única vinculación profesional entre Gómez la universidad, pero no era una condición suficiente para optar al cargo. No se miró su currículo, como tampoco se le exigió a la hora de optar a la cátedra extraordinaria presentarlo.
BEGOÑA GÓMEZ Y LA FALTA DE ACREDITACIÓN DEL RECTOR
Eso sí, en la firma del acta estuvo presente con voz, pero sin voto a la hora de ser la escogida. Begoña Gómez carece de una licenciatura oficial homologada, siendo la única persona entre las más de 50 cátedras extraordinarias que no tiene título universitario. Asimismo, la anomalía con Begoña Gómez contrasta con el resto de estudios, que disponen de personal de la UCM y catedráticos al frente.
«El/la director/a de la cátedra será un/a profesor/a o personal de administración y servicios con vinculación permanente de la UCM nombrado/a por el rector a propuesta de la Comisión Mixta de Seguimiento», reza la normativa de la Complutense. El rector Goyache Goñi afirma que así fue, frente a la versión del vicerrector y el resto de empresas de la cátedra extraordinaria, quienes niegan la mayor y apuntan a la imposición del máximo responsable del centro.
De hecho, el propio reglamento añade una única excepción. «El rector, excepcionalmente y por causas justificadas, podrá designar como director/a de la cátedra a alguien sin vinculación laboral con la Universidad», indica la normativa. Goyache Goñi aseguró que no hizo uso de esta excepción al tener que dar explicaciones sobre su designación sobre el nombramiento de Begoña Gómez.
SIN TITULACIÓN, PERO ABRIENDO GRANDES PUERTAS
El argumento de la Complutense para justificar el nombramiento de Begoña Gómez fue su «formación en el impacto social y la transformación social competitiva, que es el objeto de estudios y actividades de la cátedra», según una respuesta del Portal de Transparencia.
¿Titulación al respecto? Ninguna. La Complutense puso de manifiesto «su acreditada experiencia profesional y en coordinación de formación en el máster propio y en estudios de formación permanente en materias vinculadas con el mismo objeto». Asimismo, se basó en la valoración de los estudiantes, que dieron la máxima nota en las evaluaciones. De los dos másteres que dirige Begoña Gómez en la Complutense, solo se mantiene uno de ellos para el próximo curso.
La imputación de Begoña Gómez ha dado paso a la testifical de Goyache Goñi, que declarará el próximo 5 de julio tres horas después. En el mismo caso está citado también Carlos Barrabés, cuyos contratos públicos están en entredicho al estar respaldados por Begoña Gómez. En total, ha percibido 20,2 millones de euros.
El juez indica si Begoña Gómez aprovechó su empresa, creada 46 días después de la licitación del software para su cátedra extraordinaria, para quedarse con la herramienta creada por Indra, Google y Telefónica, que aportaron 150.000 euros a fondo perdido.