¿Por qué nos gustan tanto y utilizamos las palabrotas?

El estudio de las palabrotas y el lenguaje vulgar ha captado la atención de diversas disciplinas científicas como la lingüística, la psicología, la sociología y la neurociencia. Estas palabras malsonantes, que a menudo se reciben como respuestas bordes o exabruptos, tienen profundas raíces sociales y psicológicas según los expertos.

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El uso de lenguaje verbal ofensivo en el deporte

El ámbito deportivo, especialmente en disciplinas como el fútbol, ilustra claramente cómo las palabrotas y cualquier clase de insultos verbales se utilizan estratégicamente para desestabilizar a los oponentes y ganar ventaja psicológica. Según Rafi Kohan, autor de ‘The Only Book about Destroying Your Rivals That Isn’t Total Garbage’, el uso de este tipo de lenguaje no es únicamente una forma de comunicación, sino una herramienta psicológica sutil utilizada a lo largo de la historia y en diversas culturas para establecer diferencias y reforzar la identidad grupal.

Kohan destaca cómo las palabrotas pueden crear un sentimiento de «nosotros contra ellos», fortaleciendo la cohesión interna al tiempo que excluye a los rivales. Esta dinámica se basa en el miedo ancestral al aislamiento social, explotando la vulnerabilidad biológica y psicológica de las personas.

En el contexto deportivo, el impacto del lenguaje grosero puede ser tanto positivo como negativo. Por un lado, puede estimular a los jugadores al fomentar un ambiente competitivo y de unión en el equipo. Sin embargo, también puede llevar a respuestas fisiológicas de amenaza que afecten negativamente el rendimiento del jugador.