La Ciudad Autónoma de Melilla lleva años luchando por la reapertura de la aduana comercial con Marruecos, cerrada unilateralmente por el país vecino en 2018. Sin embargo, la situación parece estancada y las esperanzas de una pronta solución se desvanecen.
El presidente de Melilla, Juan José Imbroda, ha expresado su profundo pesimismo sobre la posibilidad de que la aduana vuelva a funcionar. Para él, el gobierno español ha mostrado una docilidad excesiva con Marruecos, dejando de lado los intereses de Melilla.
La situación actual de la aduana comercial
La frontera entre Melilla y Marruecos ha sido escenario de tensiones desde hace años, con el cierre de la aduana comercial como punto álgido. Esta decisión ha tenido un impacto negativo en la economía melillense, afectando tanto a la actividad comercial como al empleo.
La paradoja es que, mientras que los productos marroquíes pueden entrar libremente en Melilla, los productos melillenses no pueden acceder al mercado marroquí. Imbroda ha definido esta situación como una humillación para Melilla y una muestra del desequilibrio en la relación entre ambos países.
La postura del gobierno español: ¿Un silencio incómodo?
El gobierno español ha mantenido una postura pasiva ante la situación, lo que ha generado frustración en Melilla. Imbroda ha acusado al gobierno de priorizar sus intereses políticos por encima de las necesidades de la ciudad, mostrando una falta de interés en la resolución del problema.
La proposición no de ley presentada por el PP en el Congreso de los Diputados, exigiendo la apertura de las aduanas de Ceuta y Melilla en un plazo de 90 días, ha sido un claro ejemplo de la presión política que se está ejerciendo sobre el gobierno. Sin embargo, el futuro de la aduana comercial sigue siendo incierto.
¿Qué futuro le espera a la aduana comercial de Melilla?
La reapertura de la aduana comercial de Melilla depende en gran medida de la voluntad política de Marruecos y del gobierno español. Es necesario un diálogo efectivo y una negociación justa para llegar a un acuerdo que beneficie a ambas partes.
La situación actual es preocupante, pero no desesperada. La presión social y política sobre el gobierno español, así como el apoyo de otros partidos políticos a la reapertura de la aduana, podrían ser claves para cambiar el rumbo de las negociaciones.
Es fundamental que el gobierno español defienda los intereses de Melilla y de Ceuta con firmeza, mostrando una postura clara y contundente ante Marruecos. Solo así se podrá recuperar la normalidad en la frontera y asegurar un futuro más próspero para estas ciudades.