Unos de los datos del Palacio de Versalles indica que era un lugar sofisticado de la época con magníficos jardines y palacetes a su alrededor. Pero otros de los datos más desagradables del Palacio, es que este lugar está lejos de ser un signo de la pulcritud y, en el Siglo XVII, quienes vivían en él tenían formas poco higiénicas.
La pulcritud y la limpieza no era común en algunas épocas y, el aseo personal no estaba valorado como en la actualidad. Es por eso, que las costumbres de esos tiempos pueden causar impresión en los más pulcros. Miedo al agua y enjuagues con orina, son algunos de los detalles que hacen de este Palacio un sitio desagradable.
Los datos más asquerosos del Palacio de Versalles
En el siglo XVII el Palacio de Versalles no existía la limpieza y los baños prácticamente no existían. Para realizar las necesidades fisiológicas, las personas lo hacían en baldes cuyos desechos se tiraban en cualquier parte del territorio. Otros de los datos aseguran que los habitantes del Palacio consideraban al agua peligrosa por lo que bañarse tampoco era una opción. Pensaban que los poros abiertos podían dejar entrar enfermedades y que los baños provocaban pérdida de fuerza vital.
Es por esto que los habitantes de Versalles se aseaban sin ella y de una manera poco convencional. Para tapar la suciedad, los hombres y mujeres usaban pelucas que también ocultaban la caída del cabello, producto de la falta de higiene. El poco aseo también se reflejaba en sus dientes. Los caballeros y damas de la época, no sonreían en sus retratos porque estaban en malas condiciones. Como dentífrico, los hombres utilizaban polvo de mármol y raíces.
El mal aroma en el Palacio de Versalles y los datos más desagradable

El autor Georges Vigarello en su libro “Lo limpio y lo sucio. La higiene del cuerpo desde la Edad Media describió con detalle cómo eran las condiciones de higiene en el Palacio de Versalles”. Entre los datos más asquerosos que se relatan, el enjuague bucal que usaban los habitantes es el más horrible: para evitar el mal aliento se enjuagaban con su propia orina.
A pesar de la falta de higiene, el maquillaje era necesario y un símbolo de estirpe y clase social. Cuanto más blanco estabas, más rico eras y para lograr ese tono de porcelana se utilizaban polvos que podrían provocar enfermedades. Este maquillaje se llamaba blanc de céruse: que eran tóxicos y muy astringentes. Secaban intensamente la piel, lo que provocaba envejecimiento prematuro y hasta enfermedades graves en los ojos, en el pecho y en los pulmones.