La guerra entre Israel y Hamás en Gaza se mantuvo sin tregua el martes, a pesar de los intensos esfuerzos de Estados Unidos. El secretario de Estado, Antony Blinken, defendió un plan de alto el fuego durante una conferencia en Jordania destinada a recaudar ayuda humanitaria para los palestinos.
Blinken, en su octava visita a Oriente Medio desde el inicio del conflicto hace ocho meses, instó al movimiento islamista palestino a aceptar el plan de tregua y liberación de rehenes respaldado por el Consejo de Seguridad de la ONU.
Durante su estancia en Israel, destacó que el primer ministro, Benjamín Netanyahu, le reiteró su compromiso con la propuesta de alto el fuego presentada por el presidente estadounidense, Joe Biden, el 31 de mayo.
«Todo el mundo ha dicho sí, excepto Hamás», afirmó Blinken, subrayando que si el grupo islamista no aceptaba la propuesta, el fracaso sería «claramente» su responsabilidad. No obstante, Hamás celebró una resolución del Consejo de Seguridad de la ONU que apoyaba el plan de tregua, lo cual Blinken interpretó como una «señal esperanzadora».
En Jordania, Blinken anunció una nueva ayuda de 404 millones de dólares de Washington para los palestinos, destinada a aliviar la crisis humanitaria en Gaza.
Israel impuso un asedio completo al enclave el 9 de octubre, dificultando la entrada de alimentos, agua, medicinas y combustible, y solo las ocasionales entregas de ayuda proporcionan algún alivio a los 2,4 millones de habitantes, que sufren constantes bombardeos israelíes.
1Parar la guerra: Estados Unidos
En la conferencia internacional de ayuda en Jordania, el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, hizo un llamado urgente: «El horror debe parar». Guterres describió la magnitud de la matanza en Gaza como sin precedentes en sus años como secretario general.
España anunció una ayuda de 17 millones de dólares e Indonesia ofreció enviar equipos médicos y un hospital de campaña. El plan de alto el fuego propuesto por el Presidente de Estados Unidos, que recibió el respaldo del Consejo de Seguridad con 14 votos a favor y la abstención de Rusia, contempla un alto el fuego inmediato, el intercambio de rehenes por presos palestinos, la retirada del ejército israelí de zonas pobladas de Gaza y la entrada de ayuda humanitaria.
Hamás expresó su disposición a cooperar con los mediadores para reanudar negociaciones indirectas con Israel, aunque insistió en un alto el fuego permanente y la retirada completa de las fuerzas israelíes del enclave.
En Israel, además de Netanyahu, Blinken se reunió con Benny Gantz y el líder de la oposición, Yair Lapid. La guerra, que comenzó el 7 de octubre con un ataque de milicianos islamistas que mató a 1.194 personas y secuestró a 251 en el sur de Israel, ha dejado un saldo devastador. Según el ejército israelí, 116 rehenes siguen cautivos en Gaza, aunque se cree que 41 de ellos están muertos.
Conmoción
Las hostilidades continúan, con bombardeos israelíes que, según fuentes hospitalarias, han dejado varios muertos en el centro de Gaza. El ejército israelí anunció la muerte de cuatro soldados en combates recientes, elevando a 298 el número de bajas militares desde el inicio de la ofensiva terrestre el 27 de octubre.
A pesar de la presión internacional, Netanyahu mantiene su objetivo de eliminar a Hamás, considerado una organización terrorista por Israel, Estados Unidos y la Unión Europea. La reciente operación en el campo de refugiados de Nuseirat, que rescató a cuatro rehenes y costó la vida a 274 palestinos, podría reforzar esta estrategia.
La ONU se declaró «profundamente conmocionada» por el costo civil de la operación y «profundamente consternada» por la retención de rehenes por parte de grupos palestinos armados. «Esta guerra ha destruido nuestras vidas. No hay comida, no hay qué beber, es el asedio y la destrucción por todas partes», relató Soad Al Qanou, una residente del campamento de refugiados de Jabaliya.