Una fotografía real de Jesucristo apareció en redes sociales y las teorías sobre su veracidad se convirtieron en virales. La fotografía del «hijo de Dios» para los católicos echa por tierra cualquier versión de cómo sería la real apariencia de Él y lo comprueba.
De todas maneras, los estudios y expertos en teología desconfían de su veracidad y también de su supuesto autor: Marcelo Pellegrino. Se trata de un cura que aseguró que fue quien tomó la fotografía de Jesucristo en el pasado.
A quién se parece Jesucristo y de dónde salió la fotografía
La historia de la única fotografía de Jesucristo que existe, data de 1940 cuando Marcelo Pellegrino y un grupo de físicos estudiosos crearon una máquina llamada «cronovisor». Este aparato fue considerado como una «máquina del tiempo» que no transportaba personas, sino que podía tomar imágenes del pasado. Es por esto, que Pellegrino decidió tomar una imagen de Jesucristo, para demostrarle a la gente que realmente existía.
Según su relato, esta fotografía fue tomada momentos antes de que Jesucristo subiera a la cruz y se lo ve de la manera en la que se lo conoce usualmente: con pelo largo hasta los hombros, barba y de tés blanca (aunque la fotografía sea en blanco y negro). A pesar de que el «cronovisor» fue creado en la década del 40, esta postal no habría sido hecha hasta 1972. Años más tarde de su aparición, el Vaticano desmintió esta versión asegurando que se trata de una fotografía montada.
Sin fotografía: cómo sería la real apariencia de Jesucristo
Cómo es realmente Jesucristo es el interrogante que estudiosos, investigadores y teólogos han intentado dilucidar con el tiempo. La historiadora de King’s College de Londres, Joan E. Taylor, revela en su libro ‘ What Did Jesus Look Like?’ (¿Cómo lucía Jesús?) que no hay testimonios, ni detalles de cómo era Jesucristo en verdad. Nadie lo describe físicamente en sus relatos, sino que solo se hace referencia a sus acciones.
Según su teoría, si no existe fotografía ni testimonio valedero de su aspecto físico es porque realmente no importaba cómo él era y su apariencia, entonces, sería de la más normal y corriente. «Uno podía imaginarse a Jesús como alguien con mala apariencia”, dijo la investigadora. Taylor se guio por la profesión de Jesucristo, del que se decía que era carpintero, y elaboró una hipótesis de cómo sería su apariencia con base en ello. De acuerdo a su postulado, el Mesías podría tener su nariz deformada por los golpes de su oficio, sus manos callosas y sus ojos dañados por las peripecias propias de su labor.
