En un año las personas del mundo durmieron diez días sin saberlo. Se acostaron el 5 de octubre y, al despertar, descubrieron que estaban en el día 14. Fue el año 1582 donde esta situación surrealista ocurrió y tiene una explicación cultural y científica.
Este cambio en el año 1582 se dio porque se cambió del calendario Juliano y por el Calendario Gregoriano, que sigue vigente. Al parecer, cuando éste se creó hubo un error de cálculo en los minutos y, según investigaciones, se llegó a la conclusión de que sobraban diez minutos y once segundos al año por lo que, al llegar al 1582, sobraban diez días.
El año en el que cambió el calendario y las personas durmieron diez días
Este cambio en el calendario fue una reforma que tenía fines meramente religiosos. El objetivo era ajustar fechas y cambios en las que no se debería mover la fecha de Pascua, pero sí ajustar las demás fiestas religiosas móviles. De esta manera, se determinó que la Pascua debía conmemorarse el domingo siguiente al plenilunio posterior al equinoccio de primavera en el hemisferio norte y en el año 325 eso había ocurrido el día 21 de marzo. Sin embargo, con el paso del tiempo esa fecha se había ido adelantando hasta el punto de que, en 1582, el desfase era ya de 10 días.
El calendario gregoriano empezó a implementarse en Europa católica de inmediato, pero no fue rápidamente aceptado por el resto de los países protestantes. Las zonas bajo esta creencia no lo hicieron hasta 1700, Gran Bretaña hasta 1753, Japón en 1873 y Rusia convertida ya en Unión Soviética en 1918.
Las complicaciones en el cambio de año
El papa Gregorio XIII fue quien impulsó este calendario que, como se mencionó, no fue bien recibido por todos los países. En la actualidad, en las naciones que no son de tradición cristiana, se mantiene un sistema dual en el que se utiliza este calendario católico y, a la vez, el de cada cultura.
Esto también trajo un cambio en los documentos oficiales. Por lo que se decidió que todas las fechas anteriores a la reforma se mantendrían según el calendario que regía en ese momento. Esta transformación también trajo problemas administrativos, como juicios y pagos, que sufrieron un atraso de diez días. Lo curioso del caso es que las personas que habían muerto después del 5 de octubre tuvieron que ser enterradas diez días después. Además, las invitaciones oficiales entre países debieron especificar bajo qué calendario se regían para evitar cualquier confusión.