La nueva arma de China que impresionó a Estados Unidos

Investigadores de la Universidad Politécnica del Noroeste en China han anunciado el desarrollo de un misil tierra-aire (SAM) capaz de eliminar aviones de combate enemigos a más de 2.000 kilómetros de distancia, volando a velocidades hipersónicas. Este avance representa un hito sin precedentes en la historia de la defensa aérea.

El misil, denominado «satélite de reconocimiento militar nº 1», ha sido diseñado para enfrentar las acciones militares peligrosas de Estados Unidos y sus aliados, según Ri Pyong Chol, vicepresidente de la comisión militar central del partido gobernante, citado por KCNA.

Los científicos aseguran que esta arma es capaz de destruir incluso a los bombarderos invisibles B-21 Raider, gracias al sistema de seguimiento óptico de los satélites de alerta temprana de Pekín.

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La nueva tecnología hipersónica china, que el Pentágono calificó como una «arma inexplicable», ha llevado a EEUU a declarar un nuevo «momento Sputnik».

Si las afirmaciones de los científicos son correctas, este misil supera radicalmente a cualquier sistema SAM actual, que tienen un alcance de decenas a varios cientos de kilómetros y una velocidad máxima supersónica.

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Implicaciones estratégicas y globales

El sistema de guía del misil, integrado con la red de satélites de reconocimiento Jilin-1, hace que sea casi imposible para los aviones estadounidenses operar dentro del área de negación aérea de Pekín. China afirma que su capacidad de seguimiento visual anula las ventajas de los bombarderos B-2 y B-21, socavando la superioridad estratégica de Washington.

Si las capacidades del misil son verificadas, esto cambiaría significativamente el panorama estratégico en regiones críticas como el estrecho de Taiwán y el mar de China Meridional. El misil podría establecer una zona de acceso/denegación de área (A2/AD) para el Ejército chino, disuadiendo o impidiendo intervenciones militares de adversarios potenciales como Taiwán, India, Corea del Sur, Japón, Estados Unidos y sus aliados.

El despliegue de un arma de esta naturaleza obligaría a una reevaluación de la tecnología «invisible» y las capacidades de ataque de largo alcance de EEUU, fundamentales para su estrategia militar. Este desarrollo podría provocar una escalada de capacidades militares y un aumento del riesgo de conflicto en el Pacífico.

Dada la actual inestabilidad política en EEUU, la retórica nuclear rusa y las tensiones entre Washington y Pekín, la importancia del diálogo, la diplomacia y la cooperación internacional es más crucial que nunca. La situación recuerda al punto más álgido de la Guerra Fría, cuando la China de Mao buscó alianzas estratégicas con los EEUU de Nixon para contrarrestar el expansionismo soviético.

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