Era un viernes por la noche a las 21 horas y estábamos en una situación complicada. La carnicería estaba a punto de cerrar y no teníamos nada en casa para preparar la cena. Imagínense el panorama, la noche se antojaba larga y sin opciones. Sin embargo, en un acto de amabilidad, uno de los vendedores se apiadó de nosotros y nos preguntó qué es lo que deseábamos. Este gesto inesperado sería el principio de una receta que los sorprendería gratamente.