Hace poco tiempo, un iPhone 14 Pro-Max tuvo una caída de 5.000 metros desde un avión y pudo sobrevivir a ese gran impacto. Si bien esto no podía ser posible por las leyes de la física, hay razones científicas que explican por qué este dispositivo no se destruyó, mientras que muchos otros teléfonos inteligentes se rompen al caer desde alturas considerablemente menores, como desde una mesa.
Esto empezó a principios de este 2024 cuando un avión bajo el nombre «Boeing 737» de Alaska Airlines tuvo una pérdida en una parte del fuselaje en pleno vuelo. Entre los elementos que se cayeron desde el cielo se encontró un iPhone, que estaba en perfectas condiciones tras caer desde una altura de aproximadamente 5.000 metros. Esto realmente asombró a todos.
La resistencia del iPhone y un Samsung puesta a prueba
Un experimento que hizo “The Wall Street Journal» puedo dar un poco de claridad de por qué algunos dispositivos móviles pueden resistir caídas muy duras. Para ello, se usaron drones para soltar un iPhone 14 y un Samsung Galaxy S23 desde alturas de 1, 10 y 91 metros. Las superficies elegidas fueron el césped y el asfalto para darle un ambiente de más realidad.
El primer dato determinante del experimento fue que la altura desde que se dejaban caer los dispositivos móviles no era tan importante como la superficie contra la que se chocaban. Tanto el iPhone como el Galaxy S23 pudieron resistir las caídas sobre césped desde 1 y 10 metros sin daños considerables. Sin embargo, los resultados cambiaron cuando se probaron sobre asfalto, dónde el iPhone tuvo una ruptura del vidrio trasero y el Galaxy S23 presentó grietas en su pantalla OLED.
estaba en perfectas condiciones tras caer desde una altura de aproximadamente 5.000 metros.
La ciencia detrás de la resistencia
Por otro lado, para entender mejor por qué estos dispositivos inteligentes sobrevivieron a caídas desde alturas significativas, desde el medio de comunicación antes mencionado le consultaron a Mark Rober, exingeniero mecánico de la NASA, y a Rhett Allain, profesor asociado de física en la Universidad del Sureste de Luisiana. Ambos especialistas mencionaron que la clave está en la física, específicamente en los términos de velocidad terminal y desaceleración.
Rober expresó que “la velocidad terminal es la velocidad máxima que un elemento alcanza cuando la fuerza de la gravedad se equilibra con la resistencia del aire”. Para un teléfono móvil, esta velocidad es de 60 millas por hora. Esto quiere decir que, a partir de la altura, la velocidad de caída del teléfono no se modifica, y eso genera que no tenga casi imperfecciones en ese impacto.