Existen errores comunes en el cuidado de la piel que pueden generar acné y ni siquiera lo notas. El cutis requiere de una atención integral y en diversos aspectos, por lo que cometer errores es muy sencillo y esto trae consecuencias graves como la aparición de esos molestos granos que suelen acomodarnos mucho.
El acné puede deberse a diversas razones de manera que la mejor recomendación siempre será asistir con un especialista que pueda indicar el tratamiento adecuado a las necesidades individuales de cada paciente. Ahora bien, tener un cuidado adecuado y evitar errores comunes, puede representar una gran mejoría para la piel y reducir significativamente la aparición de brotes.
Este es el error más común que produce acné
Una de las causas más frecuentes de la aparición de acné es la higiene inadecuada, ya que esto puede producir diversos problemas en la piel. Cuando no hay una limpieza correcta, las bacterias y el sebo obstruyen los poros del cutis, lo cual deriva en brotes. Ahora bien, la limpieza excesiva también puede promover la aparición de este tipo de granos, ya que al eliminar toda la grasa natural que la piel necesita, las glándulas sebáceas trabajan de más y generan que los poros se tapen.
Esto también ocurre con la aplicación de productos no indicados. En los últimos años, las redes sociales se han llenado de tips para el cuidado de la piel, sin embargo en este ámbito es indispensable comprender que todos los casos son diferentes por lo que deben atenderse con un tratamiento individualizado. De esta manera, es mejor evitar usar productos del mercado y pedir la orientación de un especialista para elegir aquellas opciones que mejor nos benefician de acuerdo a nuestro caso.
Otras recomendaciones para evitar el acné
Una de las principales causas del acné son los descontroles hormonales y para tratar esto es necesario, no solo asistir a un dermatólogo, sino tratar el problema de raíz con un ginecólogo o un endocrinólogo que pueda brindar un tratamiento oportuno con lo respecta al equilibrio de las hormonas.
Además, es necesario controlar algunos hábitos, ya que esto puede ser de gran ayuda y complementar el tratamiento de un profesional. La alimentación balanceada, el ejercicio y el descanso óptimo tiene mejoras en el organismo y, por ende, en la piel y su apariencia. Sumado a esto, es crucial mantener una buena hidratación con el consumo constante de agua durante el día.