La última entrega de ‘La isla de las tentaciones 7’ no ha dejado a nadie indiferente. Con la confirmación de una octava temporada en el aire, la séptima clausuró sus puertas con un último Debate que prometía emociones fuertes y, vaya si las hubo. Entre pañales y biberones, las parejas David y María, junto a Borja y Ana, se presentaron tras haberse estrenado en la paternidad. Mientras que en episodios anteriores la balanza se inclinaba hacia el amor con tres parejas resistiendo el embate del programa, esta vez la tempestad no dio tregua y una de ellas acabó naufragando en directo, dejando a los espectadores boquiabiertos.
La tensión se mascaba en el ambiente cuando Sandra Barneda, la conductora, lanzó el “bombazo” que había anticipado con tanto misterio: una infidelidad descubierta entre confesiones y lágrimas que desató un torrente de emociones. Arantxa Coca, siempre dispuesta con sus consejos, intentaba poner calma en la tormenta, pero el daño estaba hecho. Los protagonistas, visiblemente afectados, derramaron lágrimas ante una audiencia que asistía atónita al dramático desenlace de esta edición. El reality, una vez más, demostró que el amor en tiempos de tentaciones es un camino lleno de obstáculos impredecibles.
4Besos y confesiones: David y María sellan su amor ante España

Al entrar al plató, David no perdió tiempo y fue directo a demostrar su amor por María con un beso apasionado. «Es una princesa», declaró sin tapujos, dejando en claro que Zaira nunca tuvo oportunidad, especialmente después de su peculiar confusión geográfica: “Ella dijo que la capital de Francia era Italia”. María, por su parte, no pudo contener las lágrimas al recordar los duros momentos vividos durante el programa. Entre sollozos, reveló cómo David había sido su roca en medio de la tormenta: “He llorado mucho, pero él ha luchado por nosotros”.
David no se quedó atrás en mostrar su lado más vulnerable, admitiendo ante todos que María era su primer gran amor: “Para mí es perfecta, es la primera vez que me enamoro”. Este torrente de emociones y confesiones dejó a todos los presentes colgados de su historia de amor, que parece haber sobrevivido no solo a las tentaciones de la isla, sino también a los deslices en geografía.