Pedro Rocha será el próximo presidente del Real Federación Española de Fútbol al jugar favorablemente la presión del voto cautivo. El hasta ahora presidente de la Comisión Gestora de la RFEF tras la dimisión e inhabilitación de Luis Rubiales ha cosechado cerca de un centenar de avales, de los que 90 se han presentado de forma oficial. Frente a él estaban Carlos Herrera y Eva Parera que han obtenido tres y nueve avales, respectivamente.
El número mínimo de apoyos para poder presentarse como candidato es de 21. Incluso el esfuerzo de sumar la candidatura del popular presentador radiofónico y de la exconcejal del Ayuntamiento de Barcelona tampoco servía para que hubiera elecciones al órgano del fútbol español.
LA GESTORA DE LA RFEF SE SALTÓ EL REGLAMENTO
Pedro Rocha ha contado con todos y cada uno de los avales de las federaciones territoriales, cuyos presidentes son escogidos por la cúpula de la RFEF. Es decir, Rocha tendría potestad para quitar y poner barones en su reinado que durará cuatro años más. Es el denominado voto cautivo, un ‘yo te coloco, pero tú me votas’, sin que haya realmente una independencia entre los órganos que gestionan el fútbol español.
Todo ello, saltándose presuntamente el reglamento porque la única persona con potestad de convocar elecciones a la RFEF es el presidente o la junta de la directiva, en ningún caso el presidente de la Comisión Gestora. Asimismo, el Consejo Superior de Deportes debía haber paralizado la pretensión de Rocha, ya que no tiene competencia alguna para dar luz verde a las excepciones que se han aprobado en el proceso.
Y es que, para estas elecciones, Pedro Rocha se aseguró un sueldo de casi 700.000 euros brutos anuales, pese a que el actual presidente de la Gestora no puede cobrar sueldo alguno. Su única competencia pasaba por la convocatoria electoral, pero fue a más, como preparando el terreno para cuando llegara el momento de la verdad: la dimisión de Luis Rubiales por el escándalo de Jenifer Hermoso.
EL TAD DECIDE SOBRE PEDRO ROCHA
Para ello, reguló los procesos electorales de las federaciones deportivas, un trámite que blinda al próximo presidente de la RFEF durante los próximos cuatro años. El documento se remitió al CSD, pero ante la situación actual la Federación pidió acortar los plazos a 15 días en vez de un mes, todo ello acompañado de un informe del Tribunal Administrativo de Deporte. La justificación se centró en concluir todo el proceso antes de la Eurocopa de este año, es decir, a finales de junio.
La Federación propuso un calendario que pasaba por iniciarse el 15 de marzo y una elección el 26 de abril, para que los nuevos asambleístas escogieran presidente el 24 de mayo. Los plazos, no obstante, han sido otros muy distintos finalmente. Por un lado, este 12 de abril expira el plazo para presentar los avales. En caso de presentarse únicamente Rocha, será el próximo 15 de abril cuando se le nombre presidente de RFEF y dentro de seis meses, en otoño, los asambleístas votarán de nuevo para ratificarle en el cargo.
Todo ello ocurrirá así salvo un milagro de última hora. Si Herrera y Parera presentan mañana 21 avales, un escenario improbable o imposible, las elecciones serían el próximo 6 de mayo. Pero Herrera y Parera suman 12 apoyos en conjunto, un resultado corto para las expectativas creadas. No obstante, ninguno de los dos tira la toalla. Será en la votación de la Asamblea de la RFEF donde se decida el partido para los próximos cuatro años. Y sí, aquí las sorpresas podrían saltar como un gol en Las Gaunas.
SOBREVUELA LA INHABILITACIÓN DE ROCHA
Y es que, sobre Pedro Rocha sobrevuela la sombra de la inhabilitación tras la denuncia de Miguel Galán, presidente de la Escuela de Entrenadores. El más beligerante contra los presidentes de la RFEF considera que el expresidente de la Gestora ha prevaricado al blindar su sueldo, mientras que apunta que cerca de 40 asambleístas no cumplen los requisitos para serlo. La denuncia está encima de la mesa del TAD, que tendrá que dictar sentencia.
Si finalmente fuera inhabilitado, Rocha dejaría el vacío en la Federación justo antes de la Eurocopa, y el lío por los votos de los asambleístas, que deben tener su ficha federativa en vigor, podrían ir a parar a quien se presente en la Asamblea con los apoyos pertinentes.
Así las cosas, Eva Parera se postula como un revulsivo para cambiar y limpiar la RFEF y devolver el esplendor de la RFEF en el campo y no por temas ajenos al deporte. Se pierde una batalla, pero no la guerra. Y en el ADN de Parera está la lucha hasta el final.
La situación de Pedro Rocha no solo la denunció Galán, sino también el presidente de la Federación Valenciana, Salvador Gomar. A su juicio, Rocha habría incumplido los estatutos de la RFEF al considerar que el presidente de la Gestora no tenía ninguna competencia para celebrar un nuevo proceso electoral, sin haber convocado antes elecciones a presidente con la asamblea actual.
LA FEDERACIÓN DE VALENCIA ENTIERRA LA CARTA
De hecho, Gomar envío una misiva donde señaló a los miembros de la Gestora. La polémica estaba servida. Los apoyos a Rocha afloraron entonces, con una defensa encendida de la Federación Catalana de Fútbol, a la que se sumaron las de Extremadura, Murcia, Melilla y La Rioja, entre otros. Son federaciones muy cercanas a Rocha, como también Navarra y Cantabria, así como la de Galicia. Valencia, no obstante, se ha olvidado de la carta y ha apoyado a favor de Rocha.
La junta gestora de la RFEF debió convocar elecciones a presidente en el momento de la dimisión de Rubiales. No obstante, hubo un giro inesperado. El CSD daba luz verde para que la Gestora estuviera al frente hasta enero de 2024, un tiempo precioso para poner en marcha el nuevo reglamento de elecciones y poder adelantarlas antes de la Eurocopa, con un único proceso electoral y no dos.
El CSD autorizó el adelanto, pero es un juez quien pide al propio Gobierno, a través del CSD, quien pide opinión sobre si la RFEF puede saltarse su propia normativa interna. Asimismo, las territoriales tenían claras las opciones y no dieron ni una sola oportunidad ni a Herrera ni a Parera, escogiendo entre todos un candidato de consenso, pero es Rocha quien también forzó la situación.