La segunda entrega de «MasterChef 12» marcó un antes y un después en la historia del concurso, protagonizada por momentos que quedarán grabados en la memoria de espectadores y participantes. Jordi Cruz, uno de los pilares del jurado, se encontró en el centro de la atención al cocinar el plato que, según sus propias palabras, «le cambió la vida». En un giro inesperado, elogió una de las réplicas de los aspirantes, afirmando que se asemejaba notablemente a su emblemática creación, un comentario sin precedentes que dejó a todos, jueces y competidores, gratamente sorprendidos. La noche estuvo llena de emociones intensas, desde la sorpresa y admiración hasta la tristeza y el desconsuelo.
Sin embargo, no todas las noticias fueron positivas, ya que Adriana, una de las aspirantes, no logró cumplir con las expectativas durante el reto culinario. Su plato fue calificado como «no comestible» por los jueces, llevándola a ser la expulsada de la noche. Este desenlace provocó un impacto profundo entre sus compañeros, quienes no pudieron ocultar su perplejidad y tristeza, evidenciada en lágrimas y rostros desencajados. A pesar de estos momentos bajos, el episodio destacó por su singularidad, incluyendo retos como cocinar con color negro, un viaje culinario a Ubrique para cocinar por equipos, y la réplica de un gran plato, sumergiendo a los espectadores en una experiencia gastronómica única.
2Altibajos emocionales y delantales negros en MasterChef
La presión era palpable en las cocinas de «MasterChef 12», intensificada por el anuncio de los jueces sobre la posibilidad de asignar el temido delantal negro, símbolo de una inminente eliminación, al plato que menos convenciera. Esta perspectiva añadió una capa extra de tensión a la ya desafiante primera prueba, dando lugar a un torbellino de emociones que fluctuaron entre la confusión, el humor y las lágrimas, mientras los aspirantes luchaban por canalizar su nerviosismo en creatividad culinaria.
Con el tiempo agotándose, el momento de la cata trajo consigo una mezcla de alivio y ansiedad. Las críticas del jurado variaron ampliamente, desde el elogio hacia María por su «pescado agradable» y Pilar por su «combinación arriesgada pero buena», hasta la apreciación por los esfuerzos de Pulga y Tamara, cuyos platos fueron considerados innovadores y, en el caso de Tamara, suficientemente buenos como para ser degustados. Sin embargo, no todos corrieron la misma suerte; las valoraciones negativas recayeron sobre José, Tamón, Choco, Celeste, Samya, Maicol, Ángela, y David, cuyos platos fueron descritos con términos como «soso», «pretencioso y sin sabor», «sin cocina», y «mala mezcla».
La deliberación de los jueces concluyó con Pilar y Gonzalo siendo destacados como los mejores de la prueba, mientras que David, Celeste, Samya y Choco enfrentaron la dura realidad de vestir el delantal negro, marcándolos para la próxima ronda de eliminación.