La segunda entrega de «MasterChef 12» marcó un antes y un después en la historia del concurso, protagonizada por momentos que quedarán grabados en la memoria de espectadores y participantes. Jordi Cruz, uno de los pilares del jurado, se encontró en el centro de la atención al cocinar el plato que, según sus propias palabras, «le cambió la vida». En un giro inesperado, elogió una de las réplicas de los aspirantes, afirmando que se asemejaba notablemente a su emblemática creación, un comentario sin precedentes que dejó a todos, jueces y competidores, gratamente sorprendidos. La noche estuvo llena de emociones intensas, desde la sorpresa y admiración hasta la tristeza y el desconsuelo.
Sin embargo, no todas las noticias fueron positivas, ya que Adriana, una de las aspirantes, no logró cumplir con las expectativas durante el reto culinario. Su plato fue calificado como «no comestible» por los jueces, llevándola a ser la expulsada de la noche. Este desenlace provocó un impacto profundo entre sus compañeros, quienes no pudieron ocultar su perplejidad y tristeza, evidenciada en lágrimas y rostros desencajados. A pesar de estos momentos bajos, el episodio destacó por su singularidad, incluyendo retos como cocinar con color negro, un viaje culinario a Ubrique para cocinar por equipos, y la réplica de un gran plato, sumergiendo a los espectadores en una experiencia gastronómica única.
1Desafío oscuro en MasterChef: primera prueba con delantales negros
En el escenario de «MasterChef 12», la noche se tiñó de misterio y desafío desde el primer instante, con una prueba que llevó a los aspirantes a explorar las profundidades del sabor y la creatividad culinaria como nunca antes. La Caja Misteriosa desveló su contenido, entre los ingredientes se encontraban desde la terrosa berenjena, pasando por el lujoso ajo negro y las enigmáticas trompetas de la muerte, hasta llegar a delicias como la trufa fresca, lentejas caviar y el exquisito huitlacoche, complementados por otros productos oscuros como moras, ciruelas pasas, huevas de arenque, mejillones, café y chocolate con 90% de cacao, además de la singular sal volcánica.
Este singular reto no solo probó la habilidad de los aspirantes para crear bajo una temática cromática limitada, sino que también elevó la exigencia al restringir sus opciones a especias, plantas aromáticas, y agentes gelificantes y texturizantes disponibles en el supermercado. El objetivo era claro: concebir un plato que no solo sedujera visualmente con la estética oscura de los ingredientes, sino que también conquistara el paladar con una sinfonía de sabores innovadores y equilibrados, demostrando así su capacidad para transformar lo inusual en extraordinario.