En la actualidad, el uso de sensores de glucosa ha adquirido un inesperado protagonismo como símbolo de estatus entre ciertos grupos. Sin embargo, para quienes como Lila Moss, una diabética tipo 1, dependen de estos dispositivos para gestionar su condición de salud, la perspectiva cambia estricta. El sensor de glucosa se convierte en un elemento de amor y odio, una herramienta vital que nos acompaña en nuestro día a día.
7El impacto del trastorno de ansiedad por enfermedad
El trastorno de ansiedad por enfermedad se está convirtiendo en una preocupación creciente, especialmente entre aquellos que buscan controlar su salud de manera obsesiva. Los sensores de glucosa, aunque destinados a facilitar el monitoreo de la diabetes, pueden convertirse en una herramienta de obsesión que domina la mente de quienes los utilizan.
¿Nos estamos convirtiendo en la versión moderna de Bridget Jones, registrando cada detalle de nuestra salud en lugar de nuestras vidas amorosas? La obsesión por medir cada paso, contar calorías y monitorear el sueño a través de aplicaciones se está convirtiendo en la norma, en lugar de una opción.