En la actualidad, el uso de sensores de glucosa ha adquirido un inesperado protagonismo como símbolo de estatus entre ciertos grupos. Sin embargo, para quienes como Lila Moss, una diabética tipo 1, dependen de estos dispositivos para gestionar su condición de salud, la perspectiva cambia estricta. El sensor de glucosa se convierte en un elemento de amor y odio, una herramienta vital que nos acompaña en nuestro día a día.
11La estética del cuidado de la salud
Aunque el uso del sensor puede no ser estéticamente agradable, la creciente popularidad de esta tecnología puede ayudar a normalizar su uso. Quizás pensar en el sensor como el accesorio de moda indispensable para el cuidado de la salud podría hacerlo más llevadero y ayudar a mejorar mi autoestima.
El monitoreo continuo de los sensores de glucosa ofrece beneficios significativos para quienes viven con diabetes, pero también plantea desafíos en términos de salud mental y calidad de vida. En última instancia, es importante encontrar un equilibrio entre cuidar la salud física y mantener una buena salud mental, reconociendo los desafíos y buscando apoyo cuando sea necesario.