Dejar de fumar es uno de los cambios más significativos y beneficiosos que puede hacer una persona por su salud. Este hábito, profundamente arraigado en la vida de muchos, tiene efectos perjudiciales en casi todos los órganos del cuerpo, incluyendo el corazón y los pulmones.
No obstante, el cuerpo humano muestra una asombrosa capacidad de recuperación una vez que se elimina el consumo de tabaco. A continuación, detallaremos los cambios instantáneos y progresivos que experimenta el cuerpo tras abandonar este hábito.
5IMPACTO EN LA SALUD MENTAL
Contrario a la creencia popular de que el tabaco alivia el estrés, dejar de fumar mejora significativamente la salud mental. Los estudios demuestran que, a largo plazo, los exfumadores experimentan menores niveles de ansiedad, depresión y estrés en comparación con aquellos que continúan fumando. Este cambio se debe a la normalización de los niveles de neurotransmisores afectados por el consumo de nicotina, como la dopamina y la serotonina, que juegan un papel crucial en la regulación del humor y las emociones. Adicionalmente, la mejora en la calidad del sueño y la autoestima, producto de una mejor salud física y el logro personal de superar la adicción, contribuye también a una mejor salud mental.
La superación de la dependencia del tabaco es, en sí misma, un impulso significativo para la confianza y el autoconcepto de una persona. El proceso de dejar de fumar a menudo implica aprender nuevas habilidades de afrontamiento y estrategias para manejar el estrés, que pueden aplicarse en otros aspectos de la vida, ofreciendo así un sentido de control y capacidad de resiliencia ante las adversidades.