Flan casero: preparación fácil con tan solo 2 ingredientes imprescindibles

El flan casero es un postre tradicional que ha deleitado a muchas generaciones con su textura suave y sabor dulce. Aunque existen numerosas variantes, una de las formas más sencillas y populares de prepararlo es utilizando tan solo dos ingredientes principales.

Esta versión simplificada no solo mantiene la esencia del flan tradicional, sino que también facilita su preparación, haciéndolo accesible para cualquier aficionado a la cocina.

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CONSERVACIÓN Y PRESENTACIÓN

La correcta conservación del flan es fundamental para mantener su calidad y sabor. Una vez enfriado, debe mantenerse refrigerado y consumirse dentro de unos días para garantizar su frescura. Es importante cubrirlo adecuadamente para evitar que absorba olores de otros alimentos en el refrigerador. Además, el flan casero es susceptible a cambios en su textura si se congela y descongela, por lo que se recomienda evitar este proceso.

La presentación del flan también juega un papel importante en su disfrute. Servirlo en platos individuales, decorado con elementos como frutas frescas, hojas de menta o un toque de nata montada, puede realzar su apariencia y hacerlo aún más atractivo. La estética en la presentación no solo mejora la experiencia sensorial del postre, sino que también refleja el cuidado y la atención a los detalles en su elaboración.