La Estación Internacional de Canfranc, situada en el Pirineo Aragonés de España, se ha envuelto en un aura de misterio y leyendas a lo largo de sus más de noventa años de historia.
Inaugurada en 1928, esta imponente estructura no solo es reconocida por ser una de las estaciones de tren más grandes de Europa, sino también por las innumerables historias que se tejen en sus andenes y pasillos. A lo largo de los años, Canfranc no solo ha sido testigo de acontecimientos históricos, sino que también ha sido el protagonista de numerosos relatos que oscilan entre la realidad y la ficción.
2LEYENDAS Y MISTERIOS
Entre las paredes de Canfranc, se han tejido numerosas leyendas y relatos que alimentan su atmósfera enigmática. Una de las más conocidas es la supuesta utilización de la estación como ruta de escape para los nazis al final de la Segunda Guerra Mundial. Se rumorea que altos cargos del régimen de Hitler, cargamentos de oro y obras de arte robadas cruzaron por sus vías, aunque estas historias nunca han sido completamente verificadas.
Otro elemento que contribuye a su leyenda es el supuesto encuentro entre espías internacionales durante la Guerra Fría. Canfranc, por su posición estratégica y su carácter fronterizo, habría sido escenario de encuentros clandestinos y operaciones secretas, sumando un capítulo más a su ya rica historia de intrigas y misterios.