La práctica del yoga, con sus raíces milenarias en la India, se ha extendido por todo el mundo como un método integral para mejorar el bienestar físico y mental. En los últimos años, ha ganado una popularidad notable en España, atrayendo a muchos principiantes ansiosos por explorar sus beneficios. El yoga, más que una simple serie de posturas físicas, es un camino hacia la armonía entre cuerpo y mente, ofreciendo una diversidad de estilos y técnicas adaptados a diferentes necesidades y niveles de habilidad. Para aquellos que comienzan en este fascinante mundo, es crucial conocer algunas posturas básicas que forman el cimiento de la práctica del yoga.
Las posturas de yoga, conocidas como «asanas», son el aspecto más visible y practicado del yoga en Occidente. Estas asanas no solo buscan mejorar la flexibilidad y la fuerza física, sino también promover la concentración, la relajación y la conexión con uno mismo. Para los principiantes, es importante comenzar con posturas sencillas y progresar gradualmente, siempre respetando los límites de su cuerpo y buscando la guía de instructores cualificados. A continuación, se detallan algunas posturas esenciales que todo principiante debe conocer para iniciarse con confianza y seguridad en la práctica del yoga.
1POSTURA DE LA MONTAÑA (TADASANA)
Tadasana, o postura de la montaña, es la base de todas las posturas de pie en el yoga. Esta postura parece sencilla, pero es fundamental para aprender a alinear correctamente el cuerpo. En Tadasana, se busca una distribución equilibrada del peso en los pies, mientras se alinea la columna vertebral y se activa todo el cuerpo. Esta postura ayuda a mejorar la postura y a sentar las bases para una mayor conciencia corporal.
Para realizar Tadasana, el practicante debe pararse con los pies juntos, distribuyendo el peso uniformemente a lo largo de toda la planta del pie. Los músculos de las piernas deben estar activos, y la columna vertebral alargada hacia arriba, manteniendo el abdomen ligeramente contraído. Los brazos descansan a los lados del cuerpo, con las palmas hacia adelante, promoviendo así una apertura en el pecho y hombros. Es fundamental mantener una respiración fluida y consciente durante la práctica de esta postura.