La notable ausencia de la reina Letizia desvela tensiones familiares en el entierro de Fernando Gómez-Acebo

Ha sido una semana compleja para el Rey Felipe VI y su núcleo cercano, marcada por eventos familiares y públicos que han puesto de relieve la dinámica interna de la familia real española. Los días recientes han visto al monarca y a la reina Letizia participar en el homenaje a Constantino de Grecia, evento que evidenció la frialdad en el trato con las infantas Cristina y Elena. Este contexto de tensión se vio exacerbado con el fallecimiento de Fernando Gómez-Acebo, primo del Rey, sumiendo a la familia en el luto y generando expectativas sobre la unión y apoyo entre sus miembros en momentos de dolor.

El sábado 2 de marzo, la figura del Rey acudiendo solo al tanatorio para la misa funeral de Fernando Gómez-Acebo, hijo de la infanta Pilar, captó la atención no solo por el evento en sí, sino por la notable ausencia de la reina Letizia en el entierro posterior. Dicha ausencia no pasó desapercibida, avivando los rumores y especulaciones acerca de las relaciones interpersonales dentro de la Casa Real, especialmente en lo que respecta al vínculo entre la Reina y la familia Gómez-Acebo. Este episodio añade una capa más a la complejidad de las relaciones familiares en la monarquía española, dejando entrever desencuentros y tensiones que trascienden lo privado.

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Patrones de ausencia

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En el transcurso de las últimas décadas, la conducta de la reina Letizia respecto a las reuniones familiares ha sido reveladora, marcando una serie de ausencias en eventos significativos que han alimentado las especulaciones sobre su relación con la familia de su esposo. Ejemplos notables incluyen su inasistencia en 2010 a la comunión de la hija de Simoneta Gómez-Acebo, la ausencia conjunta de los reyes en la boda de Beltrán Gómez-Acebo en 2016, y la falta de presencia en el bautizo de la hija de Beltrán y Laura Ponte años atrás.

Estos actos, que sobresalen en el tejido de las tradiciones familiares, sugieren una decisión consciente de distanciamiento más que meros conflictos de agenda. La serie de ausencias destaca un patrón que parece ir más allá de las obligaciones reales o personales, insinuando una brecha profunda y deliberada entre la reina Letizia y los Gómez-Acebo.