Ha sido una semana compleja para el Rey Felipe VI y su núcleo cercano, marcada por eventos familiares y públicos que han puesto de relieve la dinámica interna de la familia real española. Los días recientes han visto al monarca y a la reina Letizia participar en el homenaje a Constantino de Grecia, evento que evidenció la frialdad en el trato con las infantas Cristina y Elena. Este contexto de tensión se vio exacerbado con el fallecimiento de Fernando Gómez-Acebo, primo del Rey, sumiendo a la familia en el luto y generando expectativas sobre la unión y apoyo entre sus miembros en momentos de dolor.
El sábado 2 de marzo, la figura del Rey acudiendo solo al tanatorio para la misa funeral de Fernando Gómez-Acebo, hijo de la infanta Pilar, captó la atención no solo por el evento en sí, sino por la notable ausencia de la reina Letizia en el entierro posterior. Dicha ausencia no pasó desapercibida, avivando los rumores y especulaciones acerca de las relaciones interpersonales dentro de la Casa Real, especialmente en lo que respecta al vínculo entre la Reina y la familia Gómez-Acebo. Este episodio añade una capa más a la complejidad de las relaciones familiares en la monarquía española, dejando entrever desencuentros y tensiones que trascienden lo privado.
4Distancia y tensión familiar
La relación entre la reina Letizia y la familia Gómez-Acebo ha sido objeto de análisis y especulación a lo largo de los años. Expertos en la Casa Real han señalado un enfriamiento progresivo de los vínculos que, en tiempos pasados, pudieron haber sido más cercanos. Este distanciamiento se ha manifestado en diversas ocasiones, marcando una relación que, según se reporta, ha llegado a ser prácticamente inexistente.
Un ejemplo claro de esta tensión se observó en 2016, cuando la reina Letizia optó por no asistir a la celebración del 80 cumpleaños de la infanta Pilar, un evento al que sí acudió el resto de la familia. Esta decisión fue comentada por la periodista Beatriz Cortázar, quien apuntó a una actitud coherente de Letizia con su forma de ser, indicando una antipatía hacia los Gómez-Acebo y sugiriendo que no era la primera vez que la Reina mostraba indiferencia hacia esta rama de la familia. Este patrón de comportamiento resalta las complejidades y los retos que enfrenta la convivencia dentro de una familia tan expuesta públicamente y sugiere profundas reflexiones sobre la naturaleza de las relaciones interpersonales en el contexto de la monarquía.