En la rica gastronomía española, las recetas de antaño siguen encandilándonos con su sencillez y profundo sabor. Hoy retomamos una de ellas, las habichuelas de mi abuela, un plato que conjuga tradición, nutrientes y un gusto que trasciende generaciones. Este guiso de judías, arraigado en nuestra cultura culinaria, representa la cocina de aprovechamiento, donde cada ingrediente aporta su esencia para crear una experiencia inolvidable al paladar.
Nos adentramos en los secretos de un plato que, a pesar de su humildad, brilla por su calidad y nos deja una lección de cocina: la verdadera magia reside en el mimo y la paciencia con los que se elabora cada bocado.
2PASO A PASO: LA RECETA DE UN CLÁSICO
Para llevar a cabo esta receta necesitaremos, en primer lugar, seleccionar las mejores habichuelas, preferentemente de origen local y de temporada, promoviendo así no solo la cocina de calidad sino también la sostenibilidad y el apoyo a los agricultores de nuestra región. Se recomienda dejarlas en remojo la noche anterior para ablandarlas y reducir el tiempo de cocción.
El segundo paso es sofreír en un buen aceite de oliva los vegetales que darán base al guiso: cebolla, ajo, pimiento verde y rojo, y tomate. Este sofrito debe cocinarse lentamente hasta que los ingredientes se caramelizan ligeramente, liberando así todo su aroma y sabor. Un toque de pimentón dulce o picante, dependiendo del paladar, y una hoja de laurel añadirán ese carácter inconfundible al plato.
Una vez el sofrito está listo, se incorporan las habichuelas escurridas junto con agua suficiente para la cocción; aquí es donde la receta de cada abuela toma su propio camino, algunas añaden un trozo de morrón o chorizo, otras unas hojas de acelga o espinaca. Lo fundamental es lograr un caldo equilibrado y lleno de matices que envuelvan las habichuelas hasta su punto perfecto de terneza.