Sabores valencianos en cada bocado: irresistible paella casera de pollo

En las costas mediterráneas de España, un plato ha trascendido fronteras y se ha ganado el corazón de gourmets alrededor del mundo: la paella. Originaria de Valencia, esta receta ha sido símbolo de unión y fiesta, y ha evolucionado con innumerables variaciones que respetan sus raíces a la vez que conquistan con novedad.

En este artículo, nos centraremos en una versión accesible y tremendamente deliciosa: la paella casera de pollo. Un plato que guarda la esencia de la tradición y promete llevarnos por un viaje de texturas y sabores valencianos con cada bocado.

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EL SECRETO ESTÁ EN EL FUEGO

Ninguna paella alcanza su máxima expresión sin el correcto manejo del fuego. Tradicionalmente, se utilizaba leña de naranjo que aportaba un aroma muy particular, pero hoy en día, esa práctica es menos común debido a la comodidad del gas y la dificultad de conseguir la madera adecuada. No obstante, el calor debe ser uniforme y controlable, para que el arroz se cocine de manera homogénea.

El tamaño de la paellera también influye significativamente en el resultado. Una paellera demasiado pequeña para la cantidad de ingredientes apilados impedirá que el calor se distribuya correctamente, y una demasiado grande disipará la temperatura de manera ineficiente. Se busca ese equilibrio ideal donde el arroz forma una capa no muy gruesa que permita su cocción pareja y el consabido «socarrat» se forme sin inconvenientes.

La experiencia y la práctica son, al final, lo que define a un buen paellero. La intuición para ajustar el fuego, para saber cuándo añadir el caldo, o cuándo dejar reposar el arroz cubierto tras retirarlo del fuego, es algo que se afinará con el tiempo. Incluso algunos argumentan que es el amor y la paciencia los que realmente sazonan la paella, y que estés preparando el plato para familia o amigos agrega ese ingrediente secreto que no se encuentra en ninguna receta escrita.