En el corazón de la tradición gastronómica de Asturias, se esconde un dulce cuyo sabor ha traspasado generaciones: el carbayón. Con su textura hojaldrada y relleno único de almendra, forman parte del acervo cultural de Oviedo, presentándose como un auténtico símbolo de la identidad local. Acompáñenme en este viaje a través del sabor y la historia para descubrir la receta verdadera de los carbayones más irresistibles.
3EMBÁRCATE EN LA PREPARACIÓN
Para los entusiastas de la repostería que deseen llevar a cabo la preparación de estos manjares en casa, aquí detallo una serie de pasos esenciales. Comenzaremos por el hojaldre; este debe de ser laminado hasta alcanzar la textura ideal, fina y maleable, sin que se rompa. La dedicación en este paso es vital, pues de él depende la base sobre la que se construirá nuestro pastel.
Siguiendo con el relleno, los ingredientes deben ser de la más alta calidad. Las almendras, preferiblemente de variedad marcona, han de ser molidas con precisión, sin convertirse en una pasta demasiado fina, para mantener esa característica textura del carbayón. Las yemas de huevo aportan la cremosidad necesaria y el coñac o sidra, en medida justa, aseguran ese regusto memorándum.
La manera en que se ensamblan los ingredientes en el hojaldre es un arte en sí misma. Este debe envolver cuidadosamente el relleno, quedando sellados los bordes para evitar que la mezcla se escape durante el horneado, que se realizará a una temperatura previamente establecida para conseguir un dorado uniforme y apetitoso.
Para finalizar, el glaseado ha de prepararse con mimo, mezclando azúcar glas y claras de huevo hasta conseguir una textura lisa que se extiende sobre los pasteles ya horneados y fríos, el cual se dejará secar hasta conseguir ese acabado brillante característico de un carbayón bien hecho. Con paciencia y práctica, el resultado será digno de las mejores pastelerías de Oviedo.
En este artículo, hemos recorrido la historia y los secretos de los carbayones, esa irresistible delicia asturiana que sigue conquistando paladares con su sabor centenario. Les animo a buscar este dulce en su próxima visita al Principado o incluso a aventurarse en la alquimia pastelera y prepararlos en casa. Sea cual sea la opción, el carbayón promete ser un viaje sensorial que bien merece la pena experimentar.