¡Delicias del mar! Mejillones a la marinera: receta irresistible y sencilla

En la gastronomía, hay platos que resumen tradición y sabor de una región, siendo un deleite para los paladares y un tributo a la cultura local. Los mejillones a la marinera representan uno de estos ejemplos, con su origen en las costas europeas y su popularidad en la mesa española.

Su preparación, pese a estar llena de sabor, es más sencilla de lo que muchos podrían imaginar, y se presta a ser el protagonista de reuniones tanto informales como ocasiones especiales. A continuación, detallamos cómo abordar esta receta irresistible, garantizando el éxito entre nuestros comensales.

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LA MAGIA EN LA COCINA: REINVENTANDO LA MARINERA

La receta de mejillones a la marinera es una de esas maravillas culinarias que admite variaciones y reinvenciones. La base, invariablemente, consta de un sofrito de ajo y cebolla, al que se le añade un toque de vino blanco para aportar profundidad al sabor y potenciar el aroma del marisco. Los tomates, pelados y picados, aportan un contrastante sabor ácido y dulce que complementa perfectamente la intensidad de los mejillones.

Para los amantes de los sabores más intensos, es común incorporar pimentón dulce o picante, y un puñado de perejil fresco justo antes de finalizar la cocción para dar frescura al plato. Hay quien opta por dar un toque personal con hierbas como el laurel o incluso una pizca de azafrán, que añaden complejidad con sutiles notas amaderadas o terrosas.

La cocción de los mejillones debe ser rápida y en su punto justo; normalmente, el proceso lleva unos minutos hasta que se abren las conchas, indicativo inequívoco de que están listos para ser disfrutados. La simplicidad del método de cocción al vapor permite que el marisco mantenga todas sus propiedades y concentrado el sabor.

Una vez que la salsa ha cogido cuerpo y los mejillones están listos, llega la hora de servir. Lo ideal es acompañarlos con un buen pan, para no dejar escapar ni una gota de la deliciosa salsa. El secreto está en servirlos recién hechos, asegurándose de desechar aquellos que no se hayan abierto, pues podrían no estar buenos para el consumo.