Las líderes de Sumar y Podemos, Yolanda Díaz e Ione Belarra están condenadas a entenderse aunque no quieran. Con propuestas similares y cruce de militantes, los votantes ya no saben qué papeleta coger. Pero la ruptura entre las lideresas de ambas formaciones en el Congreso por la reforma del subsidio ha abierto unas heridas demasiado profundas como para pasar página. Ni el descalabro de las elecciones gallegas parece hacerlas entrar en razón. Tras su ruptura en el Congreso en que Podemos proclamó su independencia de Sumar, pese a haber concurrido juntos a las elecciones del 23J, el primer pulso lo había ganado Belarra tumbando la reforma del subsidio de desempleo.
En las elecciones del 18F, ni Sumar ni Podemos consiguieron tener representación en el Parlamento gallego. La formación liderada por Marta Lois logró 28.171 votos (el 1,9% del total) y eso que venía avalada por la propia Yolanda Díaz. Por su parte, Isabel Faraldo logro unos ínfimos 3.854 votos, el 0,3% del total. Ambas formaciones habían estado jugando al despiste en Galicia.
Primero concurrían juntos, y finalmente optaron por ir por separado. Los resultados de esa estrategia les han puesto en el disparadero y, sobre todo, en Podemos la advertencia ha sido clara, porque o cambian o desaparecen, dado que su ideología es prácticamente similar y sus propuestas, también.
PODEMOS OFRECE CONCURRIR JUNTOS A LAS ELECCIONES VASCAS Y SUMAR SE NIEGA
Ante la debacle electoral gallega, Podemos se ha olvidado de sus rencillas y ha decidido hacer de tripas corazón porque se arriesga a quedarse también fuera del parlamento vasco. Para tener representación necesitarán que, al menos, el 3% de los electores vascos le voten, pero no deben salirle las cuentas.
Este es el motivo, además de que EH Bildu y, en cierta medida, los socialistas vascos también esperan captar sus votos en el mismo espectro de electores, para tender ahora la mano a Sumar y concurrir en la misma lista. Las encuestas ya se lo están diciendo, como también se lo estuvieron advirtiendo en Galicia. Simpatizantes de ambas formaciones también se lo están pidiendo, dado el trasvase de muchos militantes de Podemos a Sumar, y el lío que supone que concurran dos formaciones similares por separado.
Los militantes no quieren que se les vuelva a castigar en las urnas, más aún cuando en el País Vasco hace ocho años Podemos entró a saco en el Parlamento vasco y fue la tercera fuerza política de la comunidad.
A principios de febrero, Sumar optó por aliarse con IU y Equo para concurrir en una sola candidatura en Euskadi. Podemos se había quedado fuera de esta ecuación. La candidata de esa coalición es Alba García. Por su parte, Podemos presentó a Miren Gorrotxategi. Dos días después de las elecciones vascas, Gorrotxategi acaba de anunciar su disposición a no encabezar ninguna lista para llegar a un acuerdo con la formación de Yolanda Díaz. Un día después de esta oferta, Sumar ya la ha respondido que no, pese a que la candidata podemita asegura que ha hecho «lo posible y lo imposible» para un acuerdo de unidad y hasta ha ofrecido «hacerse a un lado», sin éxito
DÍAZ CAMBIA DE ESTRATEGIA EN EL CONGRESO PARA FORZAR A PODEMOS A VOTAR SUS LEYES
Yolanda Díaz salió muy escarmentada del rechazo de su reforma del subsidio. Junto a la ley omnibus esperaba sacar adelante su reforma del subsidio, pero los entonces 5 diputados de Podemos (ahora son cuatro) fueron a degüello con su ‘no’ para demostrar que tan importantes son sus votos como los del PNV, ERC o Junts.
La reforma salió rechazada e intenta salvarla negociándola con los agentes sociales para que así Podemos no tenga argumentos para volver a votar en contra. Además, le corre prisa porque María Jesús Montero le exige que la reforma esté lista para presentar en Bruselas en abril. En juego está que España pierda o reciba los 10.000 millones del cuarto tramo de los fondos europeos de NextGeneration.
Mientras resuelve el problema del subsidio, y para curarse en salud, Yolanda Díaz ha cambiado su estrategia para que la reducción de la jornada laboral no siga el mismo camino del rechazo. Para que Podemos no pueda votar en contra, ya ha comenzado a negociar con los agentes sociales (CCOO, UGT y CEOE-Cepyme) el desarrollo de esta reforma que en el primer año de aplicación prevé rebajar las horas semanales de trabajo de 40 a 37,5.
Pero el cambio de su estrategia se encuentra en que, pese a estar negociándolo en el diálogo social, este miércoles ha presentado su proyecto de reducción de jornada laboral también al Congreso de los Diputados. Quiere que ambas negociaciones transcurran en paralelo. Hasta el momento de escribir esta información, Podemos no ha dicho nada aunque la negativa de Díaz en Euskadi no parece que vaya a ganar sus votos. También Junts le está poniendo trabas porque ya le han advertido que si quiere su voto favorable lo tendrá que negociar con ellos.