En un escenario que ha suscitado debate y cuestionamientos sobre la equidad salarial en el ámbito gubernamental, se ha revelado que la próxima responsable del recién creado Departamento de Asuntos Culturales, Manuela Villa, percibirá una remuneración cercana a los 30.000 euros más que el propio ministro de Cultura, Ernest Urtasun. Y 3.000 euros menos que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, 103.498,22 euros, según ha podido conocer este medio de comunicación (MONCLOA).
Según ha informado el medio de comunicación Vozpópuli, Villa, quien ocupará el cargo de ‘tutora’ del ministro de Cultura, Ernest Urtasun, recibirá un salario superior a los 100.000 euros. Este monto salarial contrasta notablemente con el sueldo del ministro Urtasun, fijado en 79.415,16 euros.
La disparidad salarial entre Villa y Urtasun ha suscitado críticas y cuestionamientos sobre la justicia salarial dentro del Gobierno, especialmente considerando el papel de Villa como una figura de apoyo y coordinación para el ministro de Cultura. La diferencia de salario plantea interrogantes sobre la valoración y la equidad en la compensación económica dentro de las estructuras gubernamentales.
EL PAPEL DE MANUELA VILLA COMO ‘TUTORA’ DE URTASUN
El nombramiento de Manuela Villa como directora general de Asuntos Generales del recién creado Departamento de Asuntos Culturales, dependiente de la Presidencia del Gobierno, no ha pasado desapercibido. Villa, quien anteriormente se desempeñaba como secretaria de Cultura y Deporte del PSOE, aporta una vasta experiencia en el ámbito cultural y político, lo que marca un cambio significativo en la estructura del Ministerio de Cultura.
Su papel como ‘tutora’ de Ernest Urtasun, el ministro de Cultura, adquiere una relevancia especial. Se espera que Villa colabore estrechamente con el ministro, no solo coordinando estrategias y políticas culturales, sino también ofreciendo un contrapeso a las decisiones que puedan surgir desde el propio Ministerio de Cultura. Esta dinámica sugiere un diálogo constante y una colaboración fructífera entre ambas figuras, aunque también abre la posibilidad de confrontación en ciertos temas de competencia.
La creación de la dirección general de Asuntos Generales refleja la voluntad del Gobierno de establecer un equilibrio en la toma de decisiones culturales y fortalecer la coordinación interministerial en este ámbito. Es un intento del PSOE por poner límites a las políticas que pueda impulsar Urtasun en el Ministerio de Cultura.
El Gobierno tiene motivos para querer “controlar” a Urtasun, ya que desde su llegada al ministerio ha expresado su intención de iniciar una «guerra cultural» y ha tomado posturas que han incomodado a los socialistas, como la anunciada descolonización de los museos o su posición antitaurina. Además, los conflictos con Madrid, como el tema de la tala de árboles, han generado tensiones. En este contexto, el Gobierno busca evitar que Urtasun actúe de manera independiente, tomando como referencia la experiencia pasada con Irene Montero en el Ministerio de Igualdad.
EL PLAN DE SÁNCHEZ CONTRA URTASUN Y SUMAR
La reciente creación de una unidad cultural directamente dependiente de la Presidencia del Gobierno, anunciada el pasado viernes, ha desatado un profundo revuelo en el panorama político español. Esta noticia ha generado particular inquietud en Sumar, quien, tras intensas negociaciones, logró separar las carteras de Cultura y Deporte para otorgarles independencia entre sí.
Aunque en un principio, Ernest Urtasun, Ministro de Cultura, trató de minimizar el control presidencial que implicaría esta nueva estructura, no pudo evitar destacar el papel clave que Sumar desempeñó en fortalecer el peso político de Cultura. «Debo recordar que antes existía un Ministerio de Cultura diluido junto con Deportes y sin una Secretaría de Estado», comentó Urtasun.
El nuevo departamento, dirigido por Manuela Villa como directora general de Asuntos Culturales, tendrá la tarea principal de facilitar al Presidente Sánchez la coordinación de la acción del Gobierno en materia cultural
A pesar de que las competencias de Cultura no son tan amplias debido a la transferencia de muchas de ellas a las Comunidades Autónomas, este movimiento estratégico de Pedro Sánchez pone a Sumar bajo un escrutinio más detallado por parte del PSOE.
El nuevo departamento, dirigido por Manuela Villa como directora general de Asuntos Culturales, tendrá la tarea principal de facilitar al Presidente Sánchez la coordinación de la acción del Gobierno en materia cultural. Esto incluye cuestiones que afectan a varios ministerios y la internacionalización de la actividad cultural, lo que sugiere un cambio significativo en la forma en que se gestionan los asuntos culturales a nivel gubernamental.
EL GOBIERNO ‘B’ DE SÁNCHEZ GANA MÁS QUE EL OFICIAL
Según la información publicada por el citado medio de comunicación sobre una disparidad salarial dentro del gobierno de Pedro Sánchez en Moncloa: todos los integrantes del llamado ‘gobierno B’, es decir, los secretarios y demás, reciben salarios más altos que los ministros respectivos de cada área, según informa una fuente citada.
Manuel de la Rocha y Emma Aparici, quienes ocupan roles clave como director de la Oficina de Asuntos Económicos y G20, y secretaria general de Asuntos Exteriores, respectivamente, encabezan esta discrepancia. De acuerdo con la información proporcionada por el citado medio, De la Rocha percibe un salario de 114.263,24 euros, en contraste con los 90.735,34 euros que recibió la ministra de Asuntos Económicos, Nadia Calviño, en 2022. Por su parte, Aparici gana también más que el ministro de Exteriores, José Manuel Albares, con un salario de 114.263,24 euros, en comparación con los 92.903,18 euros que recibe Albares.
Las fuentes consultadas por Vozpópuli explican que los puestos en Moncloa implican una sobrecarga laboral extrema y una gran presión, lo que justificaría que los salarios fuesen más altos en comparación con los ministros de cada cartera. No obstante, esta disparidad salarial plantea interrogantes sobre la distribución de recursos y la equidad salarial dentro del gobierno, especialmente en un momento en que la transparencia y la eficiencia en el uso de los fondos públicos son temas de debate público.
