La sequía es un fenómeno natural que afecta a España debido a su ubicación geográfica y condiciones climáticas. Durante períodos de sequías, hay una disminución significativa en la cantidad de lluvia que cae en una región durante un período prolongado de tiempo. Esto puede provocar escasez de agua, tanto para consumo humano como para riego agrícola, lo que a su vez afecta negativamente a la producción de cultivos y la disponibilidad de alimentos.
Además, la sequía puede tener impactos económicos, como pérdidas en la agricultura, menor producción de energía hidroeléctrica y afectación del turismo en áreas donde el agua es un recurso importante. Se trata de un desafío recurrente en el país que requiere medidas de adaptación y gestión del agua para mitigar sus impactos.
6LA ÚLTIMA GRAN SEQUÍA DEL SIGLO XX
La sequía que tuvo lugar entre 1991 y 1995 fue una de las más graves de las últimas décadas en España. Durante estos años, las precipitaciones fueron notablemente escasas, con niveles muy por debajo de los promedios históricos. Por ejemplo, mientras que el índice nacional de precipitaciones suele rondar los 650 mm, en 1993, 1994 y 1995 apenas alcanzó los 200 mm.
Esta drástica disminución en las precipitaciones ejerció una enorme presión sobre los recursos hídricos de España, lo que llevó a la implementación de medidas de racionamiento y restricciones en el uso del agua en regiones como la Comunidad de Madrid y el País Vasco. Además, la sequía tuvo impactos devastadores en la agricultura, con rendimientos agrícolas reducidos y problemas en la generación de energía hidroeléctrica. Además, las condiciones extremadamente secas propiciaron un aumento en la frecuencia de incendios forestales. Esta grave sequía sirvió como un llamado de atención para España, lo que llevó a importantes cambios políticos y la implementación de planes de gestión de la sequía destinados a mitigar los impactos de futuras crisis hídricas.