Un Guardia Civil se suicida cada día. En 2023 se registraron 15, con 1.100 agentes trabajando con el arma retirada por conductas «anómalas», 1.400 agentes solicitan la baja por enfermedad al mostrar síntomas de inestabilidad mental o, la conclusión más extrema: 216 Guardias Civiles se han quitado la vida en los últimos 18 años, según un informe elaborado por la Asociación Unificada de la Guardia Civil (AUGC).
Y si se suma a las de los agentes de la Policía Nacional, los datos muestran que «en España, cada 20 días un agente de la Guardia Civil o de la Policía Nacional se quita la vida, la lacra que estamos sufriendo es increíble», asegura el secretario general de Jupol, Aarón Rivero. Por ello, el Cuerpo de Policía Nacional han puesto en marcha un servicio de atención psicológica a los agentes para reducir los índices de suicidios.
Tanto AUGC como Jupol reclaman con urgencia al Gobierno y al Ministerio del Interior medidas para evitar esta lacra y a la Dirección General de la Guardia Civil que atienda las necesidades y actúe ante el problema.
LOS REGISTROS MÁS TRÁGICOS DE LA GUARDIA CIVIL
Los registros más trágicos de la Dirección General de la Guardia Civil referencian el número de agentes que decidieron quitarse la vida. Un total de 216 guardias civiles en los últimos 18 años, entre 2005 y 2022. De acuerdo con el informe de la AUGC, este «drama» permanente, explican, se recrudeció en 2005, 2008 y 2021, aunque todos los años se producen «fatales desenlaces». Se trata -explican en el informe- de «una lacra que hay que atajar de todos los modos posibles».
Lamentablemente, la asociación lleva desde 1994 reclamando que se aborde de forma urgente este problema. Para ello, propone una comisión de estudio multidisciplinar y no únicamente con los mecanismos internos de la Guardia Civil. Además, recuerdan que la Institución se ha involucrado, mejorando el II Plan de Prevención de Conductos Suicidas, que estuvo vigente entre 2005 y 2009. Además, en 2018 se activó un protocolo para adoptar medidas específicas psiquiátricas, psicológicas y de conductas anómalas, reforzadas desde 2010 con el Plan Preventivo de Asistencia Psicológica.
Pese a todas estas iniciativas, todavía no se ha hecho lo suficiente como lo demuestran los datos. En la asociación consideran que se debe atajar el problema con todos los medios necesarios y sin ocultar lo que está pasando, algo que reconocen es la postura tradicional de la Dirección General de la Guardia Civil.
LOS SUICIDIOS SIGUEN SIENDO UN TEMA TABÚ EN LAS FUERZAS Y CUERPOS DE SEGURIDAD DEL ESTADO
Entre las medidas que reclaman los guardias civiles cabe destacar la implantación de «armeros» en todas las dependencias de España, la ayuda psicológica, la externalización y refuerzo de psicólogos y normalizar los asuntos relativos a salud mental.
«No puede continuar siendo un tema tabú dentro de la Guardia Civil ni suponer una mancha en el expediente profesional si trasciende que requieres de atención psicológica», argumentan desde la AUGC, que además consideran que se trata de algo que perjudica a los ascensos o especializaciones.
Según explican, la práctica habitual en la Guardia Civil es que cuando un agente da síntomas de problemas «anómalos» (así lo califican), se le retire el arma reglamentaria por motivos psicológicos. Por tanto, el incremento de número de psicólogos dentro de las Unidades de Prevención de Riesgos se hace más que fundamental.
Pero esto implicaría que los facultativos que se encargan de tratar al agente no pertenezcan a la escala de mando. Y, por tanto, que sea el propio Guardia Civil el que elija el especialista que quiere que le trate, aunque sean ajenos a la institución. También, y esto es lo fundamental, es necesario elaborar un protocolo anti suicidios e implantar un plan de prevención frente a este tipo de conductas.
Razones para un suicidio hay muchas. Habría que estar en la cabeza de cada uno. No existen datos oficiales de cuando ETA estaba operativa, pero los datos suicidios eran mucho mayores que ahora. Julio Vila, Guardia Civil retirado hace ya 20 años, que estuvo destinado en lo que entonces se conocía como el «triángulo de la muerte» en el País Vasco (Marquina-Lequeitio-Ondarrua), recuerda a MONCLOA que «los cuadros de estrés y ansiedad eran lo habitual, y llevaban a muchos a los tribunales médicos, donde los daban de baja».
«Hay situaciones conflictivas que no toda persona es capaz de llevar con normalidad y repercuten en el ámbito laboral y personal sin la comprensión de algunos mandos»
Vila reconoce que en momentos puntuales puede existir estrés, como estos días con las manifestaciones y protestas de los agricultores. En este sentido, en la AUGC refiere situaciones conflictivas derivadas de la labor policial que «no toda persona es capaz de llevar con normalidad y repercuten en el ámbito laboral y personal sin la comprensión de algunos mandos».
Pero las causas pueden ser muchas otras, como el rechazo de la sociedad a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, o que al entrar en el Cuerpo las expectativas de lo que se piensa que es no se cubren. El exguardia civil asegura que ahora las condiciones laborales (horas de trabajo, descansos, etc.) y el salario son mucho mejores que cuando él trabajaba. No obstante, 20 años después, los guardias civiles refieren la dificultad para conciliar ante la ausencia de turnos o el movimiento de destinos. Por tanto, pese a la evolución que haya podido producirse, los problemas de fondo continúan.
EN LA POLICÍA NACIONAL TAMBIÉN HAN AUMENTADO LOS SUICIDIOS
Pero el problema no solo es de la Guardia Civil, también se encuentra en la Policía Nacional. El sindicato Jupol alerta también de la situación crítica por la que pasan los agentes y ha denunciado la falta de medios materiales y humanos en las principales comisarias. Los cambios de turno constantes, las guardias de fin de semana, las jornadas nocturnas… Todo ello dificulta las relaciones personales de los agentes y genera tensiones en el núcleo familiar, según explica el secretario general de Jupol, Aarón Rivero.
Lo cierto es que también en los últimos años se está incrementado la delincuencia, en el pasado ejercicio un 16%. La presión va en aumento y, por este motivo, reclaman desde el sindicato de policías apoyo a los agentes que sufren problemas psicológicos derivados de su trabajo porque se ha convertido en una «lacra que vivimos desde hace tiempo las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado».
Aaron concreta que «cada 20 días un agente de la Guardia Civil o de la Policía Nacional se quita la vida, la lacra que estamos sufriendo es increíble». De momento, han logrado poner en marcha desde 2020 el Plan de Promoción de la Salud Mental y Prevención de la Conducta Suicida para ayudar a los policías con problemas que se encuentran en esta situación. También existe un equipo de psicólogos para «ayudar, escuchar y reorientar a los compañeros que en un momento dado tienen problemas personales graves».
LOS SUICIDIOS AFECTAN A LOS CUERPOS DE SEGURIDAD DE TODO EL MUNDO
De acuerdo con los datos facilitados por Jupol, el sector policial es uno de los profesiones con las tasas de suicidio más altas en todo el mundo. Cada año encabezan la lista junto a los abogados y los médicos. Pero es que en España el problema se agrava por momentos. Los datos que barajan en este sindicato policial de 2022, arrojan datos clarificadores: trece guardias civiles y ocho agentes de la Policía Nacional se quitaron la vida, disparando la tasa de suicidios un 54% con respecto a la media de la población general.
Según el Ministerio del Interior, entre 2014 y 2018 se suicidaron 107 efectivos, de ellos 50 policías nacionales y 57 guardias civiles. Mientras, la plataforma Zero Suicidio Policial contabilizó, entre 2016 y 2018, un total de 45 guardias civiles, 33 policías nacionales, 19 policías locales y seis autonómicos, recoge El Español.
Entre los motivos por los que los agentes se ven abocados al suicidio destacan los sucesos traumáticos vividos dentro del ejercicio de su trabajo, pero también los problemas personales que puede tener cualquier ciudadano. Sin embargo, el acceso a un arma que tienen los agentes provoca que les sea mucho más sencillo acabar con su vida.