Cataluña no levanta cabeza. La otrora locomotora de España se ha parado en seco y es incapaz de volver a coger el ritmo tras una década centrada en la independencia y el ‘procés’, un objetivo que se mantiene vivo tras el apoyo y blanqueo del PSC y el PSOE.
Los distintos gobiernos de ERC y Junts han pasado por alto los problemas reales de la economía y sociedad catalana, poniendo trabas ideológicas al desarrollo y crecimiento, como a conseguir la independencia energética; frenar la fuga de empresas –no sólo por la independencia y la inseguridad jurídica, sino también por los elevados impuestos-; con un demoledor informe Pisa, donde sale la peor parada entre las Comunidades con mayor riqueza; y un descontrol para atajar la inseguridad ciudadana en Barcelona y en otros puntos conflictivos.
ERC y Junts, con el beneplácito de un bajo perfil y el blanqueo del PSC, se han envuelto en la estelada, el referéndum, los indultos, la amnistía y ahora tratan de imponer duras restricciones para familias y empresas. La excusa de la Generalitat se ha centrado en la falta de lluvias desde hace tres años.
TRES AÑOS SIN LLUVIA EN CATALUÑA Y SIN SOLUCIÓN POLÍTICA
El Parlamento de Cataluña deberá convalidar el decreto de urgencia de Aragonès, que se ha publicado en el Diario Oficial de la Generalitat de Cataluña (DOGC). Según los datos de la Agencia Catalana del Agua (ACA), el consumo de agua se dispara entre los 200 y 300 litros por llenar la bañera, es decir, el consumo diario para una familia de tres personas. La ducha, por su parte, alcanza los 100 litros cada cinco minutos, y se exige que sea inferior.
De esta forma, se verán afectados 202 municipios de Barcelona y su área metropolitana, así como de Girona y su entorno. En este sentido, cerca de seis millones de habitantes se verán afectados. Por ello, se ha declarado la entrada en «estado de sequía pluviométrica extrema» en el Llobregat, Mitjà Llobregat (Barcelona), Ruidecanyes (Tarragona), Ter y Banyoles.
Los embalses de Cataluña se han vaciado desde la borrasca ‘Gloria‘ en 2020, que dejó llenos todos los pantanos, pero no se activó plan alguno para la época de sequía, a pesar del peligroso precedente de 2008, hasta entonces la peor sequía registrada nunca en la Comunidad Autónoma.
La falta de agua de lluvia no es el problema principal, sino la gestión del líquido elemento y el mantenimiento de las infraestructuras. Según los cálculos, solo el pasado 2023 se perdieron por fugas un total de 134.000 millones de litros de agua, unos 18 litros por habitante. La cantidad individual sería suficiente para lavarse las manos y fregar los platos, pero la situación es aún peor dados los pozos ilegales y desvío de agua hacia los campos de cultivo, mientras el gasto principal se centra en las zonas turísticas, con las piscinas, cocinas y duchas de hoteles, restauración y playas.
En Barcelona, los gimnasios y recintos deportivos se ha incrementado el consumo con la afluencia del personal. Asimismo, los cruceros también se abastecen de agua en el Puerto de Barcelona. La Generalitat ha declarado la emergencia con duras medidas, como reducir el consumo por habitante a tan solo 200 litros diarios, es decir, una ducha rápida, lavarse los dientes y escoger entre poner la lavadora y fregar los platos.
ARAGONÈS Y LAS CENTRALES HIDROELÉCTRICAS
Los catalanes sufren así las consecuencias de una nefasta gestión de los recursos hídricos y están ahora a merced de la habitual improvisación, como levantar desaladoras contra reloj; traer agua en barcos, como en 2008; y pedir un trasvase de agua, cuando la propia Comunidad Autónoma se ha negado en reiteradas ocasiones a ofrecer sus recursos a otras zonas de España. La falta de solidaridad la terminan pagando los habitantes, como suele ser habitual.
Lejos de poner medidas para reparar fugas o detectarlas, o bien vigilar el despilfarro, la Generalitat de ERC se ha ocultado tras la ‘estelada’ -bandera independentista- y siguiendo las directrices de asociaciones ecologistas, que defienden la destrucción de las centrales hidroeléctricas. Los de Pere Aragonès y Oriol Junqueras recuperarán la concesión de algunas de estas centrales el próximo año 2025, mientras que cerca de una decena terminarán su concesión en la próxima década.
Ante el descontrol en la gestión del agua, la Generalitat ha delegado la responsabilidad de vigilar a los habitantes a los Ayuntamientos, que deberán controlar y medir el consumo de los hogares, empresas y restaurantes. El propio Consistorio tendría que pedir acceso a las facturas, a pesar de ser contratos privados y con datos muy sensibles de los consumidores, una situación que podría chocar con la ley de Protección de Datos.
CRONÓMETRO PARA LA DUCHA EN LA CATALUÑA DE ERC
La Generalitat, además, busca multar a quien se exceda en los límites, como 90 litros por día, y se aconseja evitar los baños en bañeras, mientras que se prohíbe limpiar los coches en casa, haciendo de oro a las empresas privadas y petroleras. Además, las lavadoras tendrán que espaciarse en el tiempo, ya que no se podría lavar los platos y la ropa el mismo día para evitar el exceso de consumo.
Asimismo, fregar los platos y poner la lavadora junto con las duchas cubrirían por sí mismas el consumo diario, a las que habría que añadir la cisterna y la comida, especialmente en invierno. Fregar el suelo, además, son entre 10 y 12 litros diarios. Si se pone el lavavajillas se añaden otros 30 litros como máximo. De esta forma, las familias tendrán que medir el agua a la hora de abrir el grifo dada la posibilidad de exceder el consumo.