Juanjo Martínez está recurriendo con un contencioso administrativo dirigido a la sala 5ª del Tribunal Supremo su expulsión de la Guardia Civil, su gran vocación profesional, por haber difundido en redes sociales un bulo de una cuenta sin verificar y que él, al no ser periodista, no supo contrastar, por lo que ha sido condenado por un delito de odio.
Tampoco explicó nunca en redes sociales su condición de guardia civil, pero la Benemérita le ha aplicado la sanción más alta por su supuesta animadversión y rechazo a los inmigrantes extranjeros de origen marroquí y su sector más vulnerable, los menores no acompañados.
Su tuit, publicado a las 22.24 horas del 1 de julio de 2019 fue retuiteado en 19 ocasiones, tuvo 13 aprobaciones y generó al menos 93 comentarios.
En el texto indicaba: «Aquí tenéis el video del MENA marroquí de Canet de Mar, a esos que le vamos a dar la paguita hasta los 23 años, los niños de Pedrito Piscinas. Por cierto, luego para más INRI la violan, estos energúmenos y estas manadas de marroquís no saldrán en los medios». Las imágenes, visualizadas en 21.900 veces, correspondían a la República Popular de China, no tenía nada que ver ni con España ni Canet del Mar.
yo lo eliminé rápido y no actué de mala fé
«Yo lo eliminé rápido y no actué de mala fé», indica Martínez, pero fue condenado por la Audiencia Provincial de Barcelona el 8 de noviembre de 2022. En la vista, la Fiscalía se puso de acuerdo con su defensa y aceptó las condiciones. «Un craso error», lamenta. Con aquel pacto se libró de entrar en prisión al carecer de antecedentes, pero lo que pedía el fiscal era un castigo de 20 meses de prisión más una multa y hacer un curso de sensibilización. Además, no podría dar clase alguna ni poder ejercer el derecho a voto.
Es más, Juanjo Martínez consideró que estaba entre la espada y la pared. En caso de no aceptar, la temida represalia sería aún peor, como una posible solicitud del Ministerio Público de ingreso en prisión de forma preventiva e inminente. El agente de la Benemérita pensó antes en su familia y especialmente en su hijo ante esta privación de la libertad.
CONDENADO Y SANCIONADO POR LA GUARDIA CIVIL
«En qué cabeza cabe condenar a una persona por hacer un ‘copia y pega’ en una red social, si hubiera sido pensando en mí, no habría pactado, pero acepté por mi hijo, que entonces tenía 11 años, y puedo permitirme muchas cosas, pero no ir a la cárcel teniendo a un menor que depende de mí», informa el exguardia civil, que se gana la vida transportando mercancías para sacar adelante a su familia.
Su expulsión de la Guardia Civil se produjo en mayo. Atrás quedaban 19 años de servicio, a los que se añaden otros seis años en el Ejército de Tierra, sin que jamás hubiera habido queja alguna contra él.
«En total 25 años de servicio a mi país, para ser tratado como han hecho, dándome palos por todos lados», lamenta Martínez. Y es que después de cumplir las penas, se suponía que en 15 meses podría cancelar su expediente penal y regresar a la Guardia Civil, donde había sido un profesional impecable.
25 años de servicio a mi país para que terminen dándome palos
Pero no ha sido así porque aparte del castigo de la condena penal, la Guardia Civil le ha expedientado y le ha aplicado la sanción más grave, una ejemplarizante expulsión del cuerpo, que excede en mucho el pacto con la Fiscalía. A su juicio, se trata de un castigo desproporcionado, pues según el Código Penal sus hechos fueron un delito catalogado como menor, pero la sanción administrativa que le aplica la Benemérita es la máxima.
CABEZA DE TURCO EN LA GUARDIA CIVIL
Juanjo Martínez cree que ha sido el cabeza de turco de una sentencia o castigo ejemplarizante que al final ha afectado más a la economía de su familia y reprocha el poco apoyo que le ha brindado la cúpula de la Guardia Civil. Es más, sospecha que fue el entorno de la exdirectora María Gámez el que filtró en Cataluña, donde él estaba destinado, que él era guardia civil, pues él nunca dio a conocer ese dato en sus redes sociales y cuando acudió a la vista judicial encontró a la prensa esperándole. «Se hizo público mis datos y tengo seis querellas pendientes por lo que difamaron de mi persona en medios y algunos particulares», explica a MONCLOA.
Martínez reprocha que la cúpula de la Guardia Civil no le ha ayudado en nada, sí sus jefes más directos, compañeros y subordinados, aquellos que le conocen lo buena persona que es. «La cúpula de la Guardia Civil de Madrid y Barcelona hicieron caso omiso a los informes de mis superiores y me suspendieron tres meses de empleo y sueldo hasta que se resolviera definitivamente mi sanción disciplinaria».
A partir del 8 de noviembre dejó de ser un buen profesional, al que habían propuesto incluso para ser condecorado en 2020, y pasó a ser «un número más en la plantilla», reprocha el exguardia civil, que se siente cabeza de turco, pues asegura que el suyo es el primer caso de este tipo de delitos enjuiciado en España. «La Guardia Civil en lugar de protegerme, como buen profesional que he sido, o al menos mantenerse al margen, puesto que este tema ha sido de mi vida personal, y no laboral…pues ellos no».
Según Martínez, «la teniente coronel instructora de mi expediente sancionador desde el primer momento me propuso para la expulsión, sin importarle mi trayectoria profesional y los informes positivos de mi brigada y de mi excapitán, ni las valoraciones que nos hacen los superiores periódicamente».
UNA CAZA DE BRUJAS EN LA GUARDIA CIVIL
Juanjo Martínez ha estado mucho tiempo callado, pero ahora ha decidido hablar por la sensación de rabia e impotencia que tiene, porque se siente vilipendiado, y espera que el Tribunal Supremo le dé la razón, convencido de que quien está detrás de su caso es el entorno de la exdirectora de la Guardia Civil, María Gámez y varios coroneles. Es más, cree que el haber estado destinado en Cataluña fue un agravante, pues le llegaron a comentar que si la Generalitat se entera se su caso, hasta podría haberse personado como acusación particular.
SI YO NO HUBIERA SIDO GUARDIA CIVIL Y NO HUBIERA ESTADO DESTINADO EN CATALUÑA NO ME HABRÍA PASADO NADA
Martínez cree que tanto Marlaska como Pedro Sánchez están haciendo una «caza de brujas» en la Benemérita, y recuerda el caso del cese del inspector de la Guardia Civil de Valencia que se ha metido en Vox, el de Pérez de los Cobos, etc. Y su caso es como «un aviso a navegantes», para meter miedo a aquellos agentes que se pronuncian en contra de la amnistía o de las decisiones del Gobierno español con la que no están de acuerdo.
Si pierde el contencioso todavía tiene opciones como el recurso de amparo ante el Tribunal Europeo. «Si yo no hubiera sido guardia civil y no hubiera estado destinado en Cataluña no me habría pasado nada, y la prueba es que no han buscado al primero que editó ese video y lo colgó y los que lo difundieron antes y después de mí ni les han enjuiciado», ni tampoco a la red social que permite la difusión de bulos o fake news. Lo que tiene claro Martínez es que pese a lo ocurrido, si volviera a nacer «volvería a ser militar o policía, eso seguro».