Al presidente de UPN Javier Esparza le pilló la moción de censura de Pamplona intentando un acercamiento al PSN-PSOE y Geroa Bai, con los que el líder regionalista necesita pactar si quiere volver a ser fuerza de Gobierno.
Esparza ya intentó acercar posturas con los socialistas con el pacto de la Reforma Laboral en 2021 que acabó con la expulsión de Sergio Sayas y Carlos García Adanero por no acatar la postura del partido, y este año lo ha hecho dinamitando Navarra Suma para romper lazos con PP y Ciudadanos.
Pero ni por esas: Esparza consiguió en mayo su tercer triunfo consecutivo que no le vale para pasar de ser el jefe de la oposición de Navarra. Pese a lo cual, el líder regionalista no parece renunciar a mantenerse en la presidencia de UPN en el próximo Congreso, eso sí, tras dejar claro que no será el candidato autonómico en 2027.
No tendrá fácil mantenerse en el cargo después de que este mismo fin de semana un grupo de militantes de UPN hayan roto la unidad regionalista al protestar por la gestión de Esparza, al que el alcalde de Tudela, Alejandro Toquero, quiere mover la silla.
ESPARZA, AMANTE DE LA IKURRIÑA
Esparza tomó los mandos de UPN cuando los escándalos de los gobiernos de Miguel Sanz y Yolanda Barcina auguraban unos pésimos resultados. Y su decisión fue posicionar a los regionalistas en el rincón derecho del tablero político. El líder de la oposición elevó el tono en muchas ocasiones por la colocación de la ikurriña en edificios públicos
«Es sectario poner la ikurriña en Navarra cuando el 70% de los ciudadanos no la siente», decía en 2016 sin ser consciente de que Diario de Noticias destaparía que cuando él ejercía como alcalde de Aoiz tenía la bandera oficial del País Vasco en el salón del plenos del consistorio.
MIGUEL SANZ ALZÓ LA VOZ CONTRA ESPARZA
Miguel Sanz es la voz más autorizada de UPN porque ejerció como su líder durante doce años. El que fuera presidente de Navarra entre 1996 y 2011 aparcó su feeling con Esparza a raíz de las últimas elecciones generales, en las que el partido regionalista fue cuarta opción al ser superado por PSOE, EH Bildu y PP.
El expresidente lamentó que Javier Esparza dijera que no hay malestar dentro de UPN: «No se corresponde con lo que a mí me llega en forma de mensajes. Y no de uno, ni dos, ni tres, ni cuatro, ni cinco. Me llega que hay malestar dentro de UPN».
Sanz cree que en las generales hubo «un error de estrategia al no haber aceptado la contrapropuesta que el PP nos hizo para ir juntos. La propuesta de UPN fue que los dos primeros de la lista al Congreso fueran del partido y el tercero, del PP; para el Senado, dos del PP y uno de UPN. La contrapropuesta del PP fue que el número 1 al Congreso fuera de UPN, el 2 del PP y el 3 de UPN. Y en el Senado, 2 de UPN y uno designado por el PP. El PP nos hizo una contrapropuesta que ya fue efectiva en 2011 y no aceptarla fue un error».
Perder el liderazgo que hemos tenido en los últimos años
Cree el veterano expresidente que este hecho les ha llevado «a perder el liderazgo que hemos tenido en los últimos años, también en las elecciones generales, y perder incluso el liderazgo en el Senado, donde se ganan los tres senadores siendo exclusivamente el partido más votado. Afortunadamente, en el Senado obtuvimos escaño porque se vota a las personas y María Caballero tiene su carisma y su aceptación en la ciudadanía. Pero para el Congreso fuimos los cuartos, por detrás del PSOE, Bildu y el PP».
Esparza, dolido por el golpe, cree que las declaraciones públicas de Miguel Sanz fueron «injustas y hacen daño a UPN» y asegura que las considera un ataque personal.
ESTRATEGIA
Sanz creía que Esparza debiera abrirse a pactar con una coalición afín al PNV, Geroa Bai, que ha sido demonizada en el entorno regionalista desde que se fundó. Para que UPN recupere el poder, cree Sanz, «hay que hacer cosas diferentes. Hay que abrirse a la sociedad, hay que ser mucho más contundentes en algunas críticas políticas, hay que rearmar al partido estratégica e ideológicamente, sin perder los principios».
Esparza le contestó a través de una entrevista concedida al mismo medio desde el que recibió los dardos del expresidente, Diario de Navarra: «Yo ya he acordado con Geroa Bai en la pasada legislatura. Ya lo estamos haciendo. Hablamos con Geroa Bai, como con el PSN o con el PP».
Sanz, que fue presidente porque el PSOE navarro implosionó a cuenta de la corrupción, amén de que la lucha armada de ETA conllevó que los socialistas dejasen de explorar pactos progresistas, parece culpar a Esparza del problema crónico de la derecha navarra: su incapacidad para pasar de 20 parlamentarios de 50 posibles.
Pese a ello, el expresidente dice que «en política hay que aplicar la fórmula del conde de Romanones: sumar lo más, restar lo menos, multiplicar prudentemente y dividir al adversario. Y nosotros, ni sumamos lo más, ni restamos lo menos, ni mucho menos dividimos al adversario. Al revés, unimos cada vez más al Partido Socialista con el nacionalismo vasco».
Y afirma que lo último que le gustaría «es que a UPN le pase como a Unidad Alavesa o el Partido Aragonesista, que han desaparecido o lo han ido haciendo poco a poco».