Nadia Calviño prosigue con su enfrentamiento para frenar la acción política y ejecutiva de Yolanda Díaz tras escalar a lo más alto del Banco Europeo de Inversiones (BEI). La ministra de Economía y vicepresidenta primera del Gobierno tiene la misión de cortar el paso a Díaz, una labor que ha logrado superar con éxito durante la legislatura pasada tras una transformación de su perfil moderado y técnico a uno más ‘hooligan’ y ‘sanchista’.
Como una guardiana del tesoro, Calviño ha logrado mantener a raya a la líder de Sumar y vicepresidenta tercera del Ejecutivo con los subsidios y los impuestos a energéticas y entidades financieras tras intensos desencuentros y ataques en privado, según deslizan fuentes socialistas a este medio.
CALVIÑO FRENTA LA IMPOSICIÓN DE DÍAZ
Díaz ha tratado de implantar su huella por imposición en cuanto al subsidio de desempleo se refiere. Como si una cruzada en solitario se tratase, la también ministra de Trabajo ha exigido una subida de las ayudas a los parados y ampliar el pago a los menores de 45 años sin familiares a cargo, una ayuda que podría sumar a otras 150.000 personas y a otros 250.000 por el PER (Programa de Empleo Agrario) más allá de Extremadura y Andalucía.
Asimismo, Trabajo exige que este subsidio se pueda cobrar de forma inmediata, sin tener que esperar un mes, como hasta ahora. Asimismo, también pretende compatibilizar el subsidio con los primeros 45 días en un empleo sin perder la cuantía. La propuesta de Díaz no ha tenido la acogida esperada ni en Economía, como tampoco en la Seguridad Social y en Hacienda. Son cuatro Ministerios afectados, pero la líder de Sumar busca una decisión unilateral para después poder venderlo a sus votantes.
El criterio de la parte sanchista del Gobierno es el opuesto y tratan de fagocitar a los votantes ‘fucias’. Para ello, tratan de cortar todas las alas a Díaz y evitar la apropiación de una victoria social, como ocurrió con la reforma laboral y la subida del salario mínimo, entre otras, durante la pasada legislatura.
UN GOBIERNO DE COALICIÓN EN BATALLA CONTINÚA
En este inicio del nuevo Gobierno de coalición, Díaz trata de copiar la misma estrategia, pero esta vez el Gobierno en bloque, a excepción de los cinco de Sumar, se opone a ella. Así, Calviño ha mostrado un perfil más duro y contundente para frenar a Díaz, a la vicepresidenta primera del Gobierno se ha sumado también la inflexible ministra de Hacienda, María Jesús Montero, quien ha rechazado la propuesta en un momento en el que Bruselas pide volver a la senda de estabilidad -déficit, del 3%; y un nivel de endeudamiento del 60%-.
Actualmente, España tiene una previsión de déficit del 3,9% para este 2023 y una deuda del 110%. El Gobierno, a través de Montero, ha indicado que las CC AA tendrán que cerrar con un déficit del 0,1%, pese a soportar el 35% del gasto. De esta forma, exige indiciariamente un recorte de los dispendios o bien un aumento de los ingresos, en un momento en el que el consumo se está ralentizando. Esta petición no proviene del Ejecutivo, sino de Bruselas, aunque el reparto del gasto para rebajar el déficit.
Para desbloquear el pago de los próximos 10.000 millones de euros de los fondos europeos, Bruselas también exigió la reforma del subsidio de desempleo, con el fin de rebajar el tiempo de la ayuda para activar la búsqueda de empleo para los parados.
YOLANDA DÍAZ Y SU ENFRENTAMIENTO INDIRECTO CON BRUSELAS
Díaz, no obstante, va en la dirección propuesta por la Comisión Europea y tiene también en contra a sindicatos y empresarios a la hora de incrementar el salario mínimo al 4%. Por este motivo, la líder de Sumar ha atado que los parados puedan rechazar hasta tres ofertas de trabajo con contrato indefinido y que estén vinculadas con la profesión demandada.
Díaz va en la dirección propuesta por la Comisión Europea
Todo un reto para el SEPE -el antiguo INEM-, que no remonta a la hora de facilitar salidas laborales a los desempleados, mientras se incrementan las nóminas de éstos a pesar de los sucesivos récords de afiliación y empleo. Y es que, una cosa son las estadísticas y otra el gasto real destinado a los parados.
Por otro lado, Calviño también trata de apaciguar la beligerancia de Yolanda Díaz realizando presión con Montero; y Elma Saiz, ministra de la Seguridad Social. De hecho, la ministra de Economía y futura presidenta del BEI abre ahora la pelea a un tres contra uno para exigir a la titular de Trabajo una mayor colaboración con el Gobierno y dejar de hacer la guerra por su cuenta en un todos contra uno y sin apoyos.
CALVIÑO, DÍAZ Y EL FRENO A LA INVERSIÓN
El otro gran frente entre ambas vicepresidentas se centra en el impuesto a la banca y energéticas. Calviño aboga por revisar estos dos impuestos «teniendo en cuenta que las circunstancias han cambiado» y ya no se está ante el mismo escenario de tipos de interés.
«Me parece que es el momento de revisar y ver si hay que ajustar algunos los parámetros en el nuevo escenario en el que estamos, en el que ya no hay esa subida tan rápida de los tipos de interés y esa subida tan rápida de los precios de la energía. Tenemos que ver si esos dos impuestos hay que hacer algún ajuste o no», ha apuntado Calviño.
La vicepresidenta primera ha justificado estos dos tributos, que han pasado de ser temporales a fijos al cumplir con la «recaudación prevista». No obstante, Calviño se olvida de las consecuencias que han tenido estos impuestos, como el freno de Repsol e Iberdrola, entre otras, en España.
EL PAPEL DE CALVIÑO Y SU SUSTITUTO
Calviño aterrizó en el Gobierno de Pedro Sánchez como un revulsivo para mantener el tirón de la economía y con un perfil muy moderado a la hora de afrontar reformas y aplicarlas. El mundo empresarial le recibió con los brazos abiertos por su relación con Bruselas, tanto por las medidas de contención para mejorar la productividad como evitar excesos en las subidas de salario.
Calviño, además, fue la pieza clave para rebajar el temor ante la formación de un ‘Gobierno Frankénstein’, con el apoyo de ERC, PNV y Bildu. Por aquel entonces, Junts sufría un cordón sanitario del resto de formaciones separatistas. No obstante, los de Carles Puigdemont tienen ahora la sartén, el mango y el control del fuego para controlar al PSOE tras este pasado 23-J al arrancar todos los acuerdos posibles.
Así las cosas, Pedro Sánchez podría escoger entre Manuel De la Rocha, José Luis Escrivá o David Vegara. También suenan la ministra Teresa Ribera e incluso José Manuel Campa, ex secretario de Estado también con Zapatero. De la Rocha es el jefe de la Oficina de Asuntos Económicos y G-20, con un puesto equiparable al de secretario de Estado, frente a la Secretaría General anterior. En la pasada legislatura ocupaba el cargo de secretario General de Asuntos Económicos y G-20.