Yolanda Díaz ha incumplido la última voluntad de Alberto Garzón al iniciar la puesta en marcha orgánica de Sumar como si fuese una coalición de partidos en vez de hacerlo como una fuerza política que tenga que negociar de tú a tú con Izquierda Unida o Podemos.
Es cierto que el propio Garzón pidió la confección de una mesa de partidos para evitar la invisibilización de algunas formaciones en listas, campaña o Congreso (véase IU o Podemos), pero Díaz ha preferido mezclar lo que sería la creación de un partido al uso con la de una coalición.
La vicepresidenta segunda del Gobierno según algunas voces críticas de Sumar «ni se somete a primarias ni apuesta por el funcionamiento democrático de la coalición», que cuenta con una fuerza (Movimiento Sumar) que funciona sin organización al uso y con el personalismo impuesto por la propia Díaz.
Sumar celebrará una Asamblea fundacional el próximo año que será coordinada por un «grupo paritario y en el que se incluyen tanto personas de la sociedad civil como militantes en organizaciones políticas», dicen desde la coalición.
Díaz ha incluido a ministros en el grupo que coordinará su mano derecha Josep Vendrell y en el que Iñigo Errejón realizará la ponencia política para enfado de Podemos, que no contará con representantes en el grupo motor al igual que otras fuerzas como Compromís, Chunta Aragonesista o Mès.
GARZÓN ADVIRTIÓ DE LA ESTRATEGIA ANTIDEMOCRÁTICA DE DÍAZ
IU aprobó en septiembre un informe que denunciaba que «con el adelanto electoral, la premura en confeccionar las listas sin primarias y de cerrar el acuerdo de puestos para la elaboración de las candidaturas por circunscripción, impidió la puesta en marcha de mecanismos democráticos (en Sumar) y el diálogo entre organizaciones y con la ciudadanía».
La coalición liderada por Garzón aseguró que «la dualidad de Sumar coalición y la existencia del partido Movimiento Sumar, por darse el mismo nombre al partido y a la coalición, en un momento en el que todo está por concretar».
IU también analizó «de forma crítica que se mantengan las portavocías que se designaron sin diálogo durante la campaña y que se hayan nombrado las portavocías en el Congreso de forma unilateral por la dirección del grupo».
«Desde Izquierda Unida defendemos un modelo de portavocías rotatorias entre las distintas formaciones políticas como formato que mejor se ajusta a la realidad plural de nuestro grupo. Si hacemos este análisis crítico es para contraponer lo que entendemos que no debe ser un Frente Amplio que articule la participación popular y de los partidos y así hacer propuestas en positivo sobre cómo facilitar la puesta en marcha de mecanismos de debate y democráticos».
NUEVA ETAPA
EN IU Garzón prefirió mirar para otro lado ante Díaz en su despedida al frente de IU, que en los últimos años según el exministro «ha vivido momentos políticos muy complicados, de dificultad económica, de poder armar equipos, de sumar fuerzas suficientes para las tareas que teníamos por delante. Lo hemos conseguido. Culmina una etapa que culmina con éxito».
«Siempre hemos sabido que éramos necesarios pero que solos no podíamos. Lo hicimos con Podemos. Ahora en el marco de Sumar. Siempre hemos defendido esa filosofía y ello nos ha permitido tener bastantes éxitos como país. Sin esa contribución modesta pero imprescindible hoy no tendríamos un país con un gobierno de coalición progresista», añadió.
El exministro de Consumo pronostica que Izquierda Unida va «a ser una pieza indispensable para el futuro de la izquierda. Izquierda Unida puede jugar un papel ensamblando las piezas de la diversa izquierda que no siempre parecen encajar bien pero que tienen que hacerlo para que la sociedad encuentre un instrumento que pueda mejorar sus vidas».