Óscar Puente vuelve a insistir en la humillación del PSOE ante Junts con el fin de mantener La Moncloa. El ministro de Transportes, convertido ahora en portavoz del Gobierno en los asuntos de Junts y ERC, así como los concernientes a Cataluña, vuelve a utilizar ejemplos chuscos para justificar los pactos con los separatistas.
Si hace apenas una semana sorprendió a propios y extraños al comparar la amnistía con una mujer embarazada, ahora el titular de Transportes afirma que el Ejecutivo se dejará «los pelos en la gatera» que hagan falta para conseguir la «normalización» en Cataluña. En este sentido, ha justificado así la reunión entre PSOE y Junts en Ginebra (Suiza) con el verificador Francisco Galindo, embajador de El Salvador en Colombia y exembajador de su país en Francia.
Puente ha mostrado una encendida defensa de ese encuentro en Suiza, a pesar de la opacidad mostrada de ese encuentro. Ni PSOE ni Junts han dado a conocer la situación de las conversaciones, aunque tanto Míriam Nogueras, la enviada de Puigdemont a Suiza, así como el número tres del PSOE, Santos Cerdán, fueron increpados en el aeropuerto a la su llegada a la ciudad helvética. El ministro de Transporte avala así que no se haya difundido clave alguna de ese acuerdo.
PUENTE Y EL PSOE APOYAN LA INTERNACIONALIZACIÓN DE PUIGDEMONT
El relato del PSOE es que la desconfianza entre ambas formaciones es máxima, hasta el punto de entrar en escena un verificador extranjero en una negociación fuera de las fronteras españolas. El escenario y el nombre escogido son dos elementos adicionales a la hora de «internacionalizar el conflicto», una de las premisas que exige Junts para ganar apoyos a su causa separatista. De hecho, Puigdemont no había logrado respaldo alguno durante los años previos al referéndum ilegal del 1-O, como tampoco obtuvo una voz favorable tras la sentencia del Tribunal Supremo a los líderes del ‘procés’.
Esta cautela entre PSOE y el prófugo Puigdemont es mutua. Por un lado, los socialistas de Pedro Sánchez muestran su precaución ante las intenciones del líder de Junts de volver a realizar un referéndum y proclamar posteriormente la independencia de Cataluña, como ocurrió en 2017. Lejos de irse en el maletero, Junts trata de arrancar el acuerdo por la consulta en Suiza.
La desconfianza de Junts exige al PSOE dar algunos pasos que pueden resultar llamativos, pero deben quedarse con el objetivo de normalización de la situación en Cataluña
En el PSC de Salvador Illa reniegan de la consulta, pero su papel en esta negociación está siendo testimonial. Al menos, públicamente. En Junts, por su parte, acusan al PSOE de ser el eterno incumplidor. Se ha prometido tanto a Cataluña y desde tantos ámbitos que al final ha quedado todo en papel mojado. De hecho, hasta la pasada legislatura, los independentistas pilotados desde Waterloo recibieron el aislamiento como muestra a su rechazo y negativa continúa al diálogo y la negociación.
LA OPACIDAD DEL GOBIERNO TRAS LA REUNIÓN EN SUIZA
Así las cosas, Puente mantiene el mismo argumento que el resto del Gobierno para poder justificar la presencia de Francisco Galindo, quien habría participado en al menos dos reuniones anteriores. «Partíamos en nuestra relación con Junts de un principio de desconfianza y eso exige algunos pasos que pueden resultar llamativos, pero deben quedarse con el objetivo de normalización de la situación en Cataluña», ha asegurado desde Bruselas, donde se celebra el Consejo de ministros de Transportes de la UE.
«Por ese objetivo dejaremos los pelos en la gatera que nos tengamos que dejar», ha asegurado. El significado de esta frase en nada tiene que ver con dejarse la piel, sino todo lo contrario. Y es que, esos términos se utilizan cuando una parte cede y la otra impone. En este caso, Puente acepta así que sea el PSOE quien acepte todas y cada una de las exigencias de Puigdemont, como ha ocurrido hasta ahora, incluyendo el rapapolvo de Míriam Nogueras a Cerdán en el Congreso durante la sesión de investidura de Pedro Sánchez.
Al contrario de lo sucedido en anteriores encuentros, PSOE y Junts no han dado a conocer ni el contenido ni tampoco han difundido imágenes de su reunión del pasado sábado en Ginebra. En este tipo de negociaciones es habitual la discreción y la opacidad, pero tanto PSOE como Junts aseguraron que actuarían con total transparencia. Los socialistas afirman que solo darán a conocer las conclusiones y el contenido de los acuerdos una vez firmados. El propio Puente apunta que se dará la información correspondiente «al final».
EL PSOE DEJA LAS EXPLICACIONES PARA EL FINAL
Las declaraciones de Puente llegan después de haberse metido en el jardín de la amnistía al compararla con una pareja que se queda embaraza de forma no planificada y después de haber justificado la medida tras necesitar los siete votos de Junts. Su ejemplo fue «chusco», tal y como reconoció, al señalar que la amnistía es una de esas decisiones «cotidianas». «Se podrían preguntar: oye usted, ¿se habría casado si no se hubiera quedado embarazada su mujer? Pues a lo mejor en este momento no, pero nos queremos mucho y seguramente dentro de seis meses nos hubiéramos casado también. Pues esto es lo mismo», afirmó.
Las críticas no se hicieron esperar. La consejera de Familia e Igualdad de Oportunidades, Isabel Blanco, cargó contra el ministro al considerar «lamentable» la comparación de la amnistía con una mujer que se tiene que casar por quedarse embarazada. «Ése es el nuevo feminismo de este Gobierno», aseguró. El patinazo de Puente ocurrió el 25 de noviembre.
Lejos de recular, el recién llegado a Transportes justificó sus declaraciones con la misma frase de Pedro Sánchez. «Hacer de la necesidad virtud», destacó. «La amnistía era necesaria para llegar a un acuerdo, pero también la convivencia en Cataluña y, por tanto, puede que no se hubiera hecho en este momento, pero sin duda se hubiera hecho a lo largo del mandato», concluyó.